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Javier Urquijo: «Tenía vocación de médico, me gustaba destripar ranas»

Su nombre forma parte ya de la leyenda musical de la España reciente. Fundó Los Secretos, uno de los grandes grupos de la Movida que sacudió el país entero, y Madrid en particular, en la década de los 80. Sus canciones se escuchan hoy como si fueran nuevas

Javier Urquijo / Fotografía de Cristina Bejarano
Javier Urquijo / Fotografía de Cristina Bejaranolarazon

Su nombre forma parte ya de la leyenda musical de la España reciente. Fundó Los Secretos, uno de los grandes grupos de la Movida que sacudió el país entero, y Madrid en particular, en la década de los 80. Sus canciones se escuchan hoy como si fueran nuevas.

Su nombre forma parte ya de la leyenda musical de la España reciente. Fundó Los Secretos, uno de los grandes grupos de la Movida que sacudió el país entero, y Madrid en particular, en la década de los 80. Sus canciones se escuchan hoy como si fueran nuevas. «Déjame» o «A tu lado» se han convertido casi en himnos generacionales, entonados aún por no pocos jóvenes veinteañeros. Y con mayor motivo ahora, que se cumplen los 40 años de la formación de la banda. Javier Urquijo es un hombre entrañable, culto y cercano, a quien le encanta conversar sin consultar el reloj. Su vida transcurre incansable entre recitales por cada rincón de España. Y entre tanto, en su cabeza siguen resonando los acordes de «A tu lado», su canción preferida, compuesta por su hermano Enrique.

El 5 de noviembre cumplirá los 60, ¿qué ha aprendido de la vida?

Muy poquito de casi nada. Lo importante es pasarlo bien. Olvidarte del dinero y de la fama. Vivir cada día como si fuera el último. 40 años en la música, tres matrimonios... No tengo ni idea.

¿Se arrepiente de algo?

De nada. Solo me falta no haber tenido hijos.

¿De qué se siente más satisfecho?

De haber llevado una carrera honesta y de llegar al punto de ser mi propio jefe y hacer lo que quiero, lo que siempre he soñado.

¿Por qué empezó a estudiar Medicina?

Tenía vocación. Me gustaba destripar ranas, estuve en la Cruz Roja y fui socorrista, pero la música, las chicas, las giras... Todo eso me condujo de modo irremediable hasta donde sigo ahora.

¿Cuál ha sido el secreto del éxito de Los Secretos?

Pienso que la sencillez, la forma de hacer las canciones y las letras. En la sencillez radica precisamente lo complicado.

¿Qué diferencia encuentra entre los jóvenes de la Movida y los de hoy?

En lo que respecta a la música, la falta de gusto y de clase, sin duda.

Su escala de valores en la vida...

Primero, la familia y los amigos; luego, la necesidad de ser coherente contigo mismo y de ayudar a los demás.

¿Qué representó para usted Antonio Vega como músico y, sobre todo, como amigo?

Fue una experiencia increíble tenerle en mi casa durante un año entero. Nos conocimos en 1976. Él era ya entonces un verdadero genio. Le admiraba mucho y puedo afirmar que he tenido la suerte de convivir con grandes genios, como mi hermano Enrique y Antonio Vega.

¿El dinero y la fama dan la felicidad?

En absoluto. Dan un subidón al principio, eso sí, pero luego la vida pone a cada uno en su sitio.

Un libro que le marcó.

«Cien años de soledad», de García Márquez.

Un disco.

«Blonde on Blonde», de Bob Dylan.

Y un personaje histórico.

Alejandro Magno, de la época más antigua. Y de la más moderna, Isabel la Católica y el Gran Capitán, faltaría más.

¿Cuál de los temas musicales compuestos por usted le gusta más?

«Agua de lluvia».

¿Y de Los Secretos?

«A tu lado».

¿Es «La chica de ayer», de Nacha Pop, un himno generacional?

Es una gran canción pop. Antonio Vega me dijo que debían crear entonces un hit y logró componer todo un himno generacional sin perseguir tan elevada meta.

¿No cree que a demasiados artistas actuales les falta alma?

Totalmente. Sin alma no hay música ni arte.

¿Qué puede decirme de su hermano Enrique?

Era, como te he comentado, un auténtico genio, pero tenía mal carácter.

¿Y sobre Manolo Tena?

Cuando estuvo en Alarma hizo grandes temas.

¿Y de Antonio Flores?

Era muy majo. Como artista le trataron mal porque pensaban que estaba enchufado por su madre y su familia, pero su tema «Siete vidas tiene un gato» es francamente bueno, lo mismo que otros.

A todos ellos se los llevaron las drogas y el alcohol...

Nadie sabía entonces dónde nos estábamos metiendo. Yo empecé con la heroína y luego con la coca, pero tuve la suerte de casarme con Susana, una mujer excepcional, que me salvó la vida sacándome de toda esa mierda.

¿Qué le mantiene sobre los escenarios tantos años después?

El subidón, la adrenalina... Lo necesitas. Yo pagaría por cantar y encima me pagan poco... (sonríe, resignado).

¿Qué le gustaría tener que no se pueda comprar con dinero?

Más talento, sin duda.

¿La sociedad española atraviesa por una crisis de valores?

Sí, clarísimamente. La gente está muy despistada. Cuando pienso en todo lo que nos costó conseguir la democracia y la libertad...

¿Le preocupa más una crisis económica o social?

Social, pero todas las crisis van unidas. El problema de España ha sido y sigue siendo sus malos gobernantes.

¿Qué hace Javier Urquijo un día cualquiera?

Me rijo por la ley del mínimo esfuerzo. Hago la compra, voy demasiado al médico y disfruto luego jugando con mis sobrinos. Me encanta también el cine.

¿Cómo es eso de que con 34 años tuvo que aprender a tocar la guitarra de nuevo?

Sufrí un accidente de moto brutal, a raíz del cual me rompí un montón de huesos. Entre ellos, las dos manos. Recuerdo todavía con pavor cómo me colgaban de la piel. Estuve 18 meses ingresado en el hospital y, tras varios años de rehabilitación, volví a nacer a la vida y a la música.

¿Cuándo tuvo su primera guitarra?

Con doce años. Era española.

¿Española o acústica?

Prefiero la acústica. La primera que tuve era una Ibáñez.

¿Por qué decían que eran unos «pijos»?

Tal vez porque no llevábamos tatuajes.

¿Puso usted el nombre a Los Secretos?

Sí, porque lo llevábamos todo en secreto. Mi padre, ingeniero, no quería que fuésemos músicos.

¿Dónde hizo la mili?

En el Parque de Automóviles de Burgos. Me lo pasé genial.

¿Qué le parece que ya no sea obligatoria?

A mí me vino muy bien. Creo que no está mal que la gente dé un año por su patria. La disciplina es buena.

¿Cree en Dios?

Sí.

¿Qué significa Jesucristo?

R: La renovación de una religión. Ese Dios rencoroso del Antiguo Testamento, eso pienso yo sin ánimo alguno de ofender a nadie, dio paso a Jesucristo, que nos conduce a la paz, el amor y la fraternidad.

¿Jesucristo es Dios?

Sí. Te diré, por si acaso, que yo tengo una tía monja y un tío fraile.

¿Qué le dirías a los jóvenes de hoy?

Que se diviertan sin hacer daño a nadie y que traten mejor a las chicas. ¡Ah! Y que escuchen música de los Eagles, por ejemplo.

¿Quién es Javier Urquijo?

Una persona que toda su vida se ha esmerado en conquistar sueños y que lo ha conseguido.

¿Cómo le gustaría ser recordado?

Con cariño y afecto, aunque tampoco me importa eso tanto.

¿Qué lleva en la maleta?

La maleta de Javier Urquijo es la funda de su guitarra. La lleva consigo a todas partes, junto a su armónica, con la que sigue recreando algunos temas de uno de sus cantautores favoritos: Bob Dylan. Es una funda rígida, con una protección infalible a los golpes en sus largos desplazamientos. ¿Acaso no merece ese trato delicado el mayor de sus tesoros?