José Guirao

José Guirao: «En el cine pico el anzuelo y soy facilísimo, me gusta todo»

José Guirao / Foto: Alberto R. Roldán
José Guirao / Foto: Alberto R. Roldánlarazon

Estaba, dice, tranquilamente en sus asuntos y la llamada del presidente le sacó de la tan manida «zona de confort». Estos dos meses como ministro de Cultura «han sido un poco de locura», reconoce. Antes de coger la mochila habla de manera distendida, consciente, a la par, de que tiene un tiempo limitado. Nació en Pulpí, Almería, y está orgulloso de su raíces. Es hombre, además de curtido en la cultura, versado en tapas y chiringuito. Importante: tiene un lema: «Oír y trabajar. Yo creo que si uno oye a los sectores de verdad y se dedica a trabajar, algo se conseguirá».

¿Qué fue lo primero que al llegar al despacho le pedía el cuerpo para meterse en faena?

El Ministerio lo conozco bastante bien porque he trabajado aquí muchos años. Hay una parte pública y otra que es la interna. Lo primero que me pedía y me sigue pidiendo es cambiar las estructuras internas que ya de alguna manera entorpecen el trabajo. Estamos con la reforma del Inaem, que tal como han evolucionado los temas de las artes escénicas se ha convertido en un corsé para el trabajo creativo y hay que poner al día las estructuras de funcionamiento. Un sistema de funcionamiento que te encorseta para la gestión es una rémora. Y eso el público lo ve a medio plazo. Y de forma más pública, lo que me apetecía como persona que se ha dedicado a la gestión cultural era salir a la calle y decirle a la gente que esto de la cultura merece la pena, que tenemos una gran tradición cultural y que tenemos que valorarlo.

Su actitud, que desprende tranquilidad y calma, ¿es una pose, ministro?

No, no lo es. Siempre he sido tranquilo. También tengo momentos de tensión que procuro disimular. Me intranquilizo puntualmente.

¿Ha hablado ya con Carmen Thyssen sobre el futuro de su colección? Después de tantos años parece el cuento de qué viene el lobo. Cuando se cierre el acuerdo no lo creeremos.

Once años creo que llevamos con ello, fíjate. Ha habido contactos informales, primero porque el acuerdo vencía el 30 de junio y hemos firmado una prórroga hasta el 31 de diciembre. Estamos empezando a entrar en materia. Es pronto para hacer una valoración, pero la primera que puedo decir es que creo firmemente en su voluntad de llegar a un acuerdo y que por nuestra parte esa voluntad es sincera y firme.

Y en ese tema imagino que será muy importante el papel que pueda jugar la vicepresidenta Carmen Calvo.

Puede ayudar en esto y en casi todo, por su experiencia como ministra de Cultura y porque su posición de vicepresidenta le da una visión global de los temas y de contextualizar la Cultura en la agenda del Gobierno. Carmen es un actora fundamental.

Ya que saca el tema al hablar de «actora», dígame que le parece el informe que ha pedido el Gobierno a la RAE sobre el lenguaje no inclusivo en al Constitución Española.

Pedírselo a la RAE sobre temas de lenguaje inclusivo o de otro tipo está muy bien, a quién mejor, aunque creo, por algunas reacciones, que no se ha entendido bien lo que se estaba pidiendo.

A lo mejor como el tema del avión presidencial para el concierto de The Killers. ¿Considera que forma parte de la agenda de Cultura?

Absolutamente. Lo que subyace, y lamento decirlo, aquí es que a la agenda cultural no se le da la misma importancia que a las otras agendas. El FIB es uno de los grandes festivales que hay en España, mueve muchos recursos económicos. Me parece un orgullo que el presidente del Gobierno y no es un argumento de parte porque esté yo aquí ahora, vaya a las manifestaciones de la cultura viva. Lo del avión, de fondo, es más contra la cultura que contra el presidente.

Me temo que nos volvemos a quedar sin una nueva Ley de Mecenazgo.

Es que aquí hay dos temas importantes. Uno es que la Ley de Mecenazgo, la nueva, porque ya hay una, es del Ministerio de Hacienda y no afecta solo a Cultura y Deportes, sino también a Educación, Investigación, Ciencia, Transición Ecológica y quizá a algún asunto más y tiene que ser un esfuerzo colectivo del Gobierno para sacarla adelante. Cuando uno pone sobre la mesa un proyecto o un anteproyecto previamente se ha trabajado durante más de un año para que salga, después vendrá el debate y las modificaciones. Materialmente es imposible, con el tiempo que creo de legislatura, sacar la ley. Yo me comprometo, como parte de ese conglomerado, que tendrá que coordinar Hacienda, a iniciar los análisis y trabajos previos. Comprometerse a presentar ahora una ley no sería honesto por mi parte.

¿Ha visitado ya el Reina Sofía, museo del que fue director, como ministro?

He estado ya. Y lo veo con otros ojos. Tengo un defecto o virtud y es que cuando me voy de donde he trabajado me olvido, en el buen sentido de la palabra. El papel de ama de llaves de Rebeca siempre me ha parecido horrible. Si te vas, te has ido, y el que viene o los que han venido detrás de ti tienen todo el derecho de hacer su programa. Si no lo haces así la carga de la mochila es inmensa. Además, todo los que han pasado después son amigos y he podido decirles lo que he pensado.

Por ejemplo, en el caso del traslado del Guernica al Prado que planteó Miguel Zugaza, ¿qué les dijo?

No compartía ese tema. Miguel Zugaza, a parte de haber sido un magnífico director del Prado es un gran amigo, y fue subdirector conmigo en el Reina Sofía. Privadamente le manifesté mi opinión. Le dije que el Guernica debía de estar en el Reina Sofía. Y lo sigo pensando.

¿Se abusa de las exposiciones «blockbuster» para hacer taquilla?

Si es buena, por qué no hacerla. El rasero de medida es la calidad. Si además tiene capacidad de atraer a un mayor público, estupendo. Lo hemos visto en la del Guernica, por ejemplo. La vara de medir es la calidad.

¿Es de chiringuitos y de ir de tapas?

Me gusta, sí. Y es muy sencillo. Soy mediterráneo, de Almería, y para los de allí es algo que podemos hacer todo el año. Soy de chiringuitos, terrazas, de comer al aire libre.

¿Y es hombre de playa?

También. El mar tiene algo y es que cuando lo puedes disfrutar en soledad se convierte en un alimento espiritual. A mi me sana, me cura.

Tiene dos perros.

Sí, ahora dos. He llegado a tener cuatro.

Y se llaman Ramón y Lola.

Con ellos la relación es absolutamente particular. En mi caso es de amor total. Estoy enamorado de mis perros, son seres vivos con los que puedes compartir muchas cosas. Lo que más me gusta es pasear con ellos, van a su aire, pero están contigo, es una relación muy respetuosa. Y te demuestran un cariño, lealtad, proximidad que es maravillosa. Ramón y Lola forman parte de mi familia.

¿Ha perdido el arte la capacidad de provocar?

No, lo que sucede es que a veces la provocación hace que se pierda la capacidad de emocionar.

¿Versión original o películas subtituladas?

Suelo ver las películas en VO y según la nacionalidad, subtitulada. El italiano y el francés lo entiendo perfectamente. El inglés, a ratos, porque se pierden matices.

¿El ver cine va a ser una de sus aficiones de sus minivacaciones?

Sí, voy a ver cine español y blockbuster. Quiero, por ejemplo, ver la película de los dinosaurios de Bayona, me encantan. A mi me gustan todas, soy todoterreno. Me he criado viendo películas porque mi padre tenía un cine en el pueblo. Acabo de ver «El bueno, el feo y el malo» y no ha envejecido, menudo peliculón es. El cine que me gusta menos es el de terror. Si voy, tengo que ir acompañado. Soy facilísimo: si es de llorar lloro, si es de reír me río. En el cine pico el anzuelo muy fácilmente.