Marta Robles
José Manuel Soto: «Podemos nace de la demagogia y el resentimiento»
Su mirada amable se vuelve hielo azul cuando le toca opinar sobre los asuntos cotidianos. Aunque no sea frecuente entre los de su gremio, a él le gusta comprometerse y decir en las redes lo que piensa sobre el independentismo, la Iglesia o los políticos
Su mirada amable se vuelve hielo azul cuando le toca opinar sobre los asuntos cotidianos. Aunque no sea frecuente entre los de su gremio, a él le gusta comprometerse y decir en las redes lo que piensa sobre el independentismo, la Iglesia o los políticos.
José Manuel Soto sigue sonriendo como hace treinta años y mirando en azul como entonces. Y con las mismas ganas de cantar. Pero también de hablar. Porque en estos días en los que aún anda con la resaca de los aplausos y el cariño que recibió en su actuación en el Teatro Real de Madrid también ha querido expresar su opinión respecto a la situación de Cataluña en un vídeo que se ha vuelto viral. Se ve que Soto cantando, hablando, tuiteando y viviendo es un hombre comprometido. Tal vez ese sea el secreto de su éxito.
–Impresionante experiencia la del Teatro Real para celebrar esos 30 años en la música, supongo.
–Ha sido una experiencia bonita y distinta en cuanto a que nosotros tocamos en muchos sitios, pero nunca en uno así, con esa categoría. La verdad es que ha sido espectacular y me he sentido muy querido y respetado. Con la percepción de estar recogiendo los frutos de muchos años de trabajo. Toda una satisfacción...
–Ya había celebrado usted su el aniversario con otro precioso concierto en el Alcázar de Sevilla. Con tanto éxito no me extraña que todos sus hijos sigan sus pasos. ¿Les ha explicado que triunfar no es tan fácil?
–La niña no quiere dedicarse a esto, aunque canta estupendamente. Pero los chicos, Marcos y Jaime, han hecho un dúo muy gracioso que se llama Mi hermano y yo. Y está funcionando muy bien. Son gente con mucho talento, con mucha gracia y desparpajo y, además, muy guapos. Pero, claro, al principio todo es de color de rosa y se lo están pasando genial. Ya se irán enterando de lo que vale un peine...
– Tan guapos como su padre, pero con más pelo y menos inseguridades...
–Mucho más guapos que su padre, con mejor pelo y mucho más divertidos. Yo al principio lo pasaba fatal cantando. Estaba con ese miedo que te da la inseguridad. Y esta gente se ha criado yendo conmigo al teatro, a los conciertos y andan por el escenario como por su casa. Y eso, claro, le contagia al público un desenfado y una naturalidad fantástica.
–Le decía lo del pelo porque he leído que se hizo un trasplante no hace mucho...
–Me hice un injerto este invierno, sí, y parece que va poquito a poco saliendo algo. A mí me da igual, sinceramente. Nunca he tenido complejo de calvo ni de nada. Pero, hombre, en el escenario, cuanto más guapo y elegante salgas, mejor. Y hay avances que son magníficos.
–A los avances se apunta usted con facilidad. Las redes, por ejemplo. Twitter en concreto.
–Yo intento aprovechar la oportunidad que me dan las redes para muchas cosas: para anunciar mis conciertos y también para opinar. A mí me parece que está bien que la gente opine y se moje. En la mayoría de los perfiles de los artistas veo que hablan solo de ellos mismos: donde van a estar, los discos que han vendido, los éxitos..., y me parece patético. Yo creo que la gente, sobre todo si tiene cierta trascendencia social, debe opinar.
– Y usted lo hace sin cortarse. Ahí está ese vídeo que ha hecho sobre el asunto catalán, que se ha hecho viral...
–Lo fue porque a los usuarios les choca que un cantante, que en teoría tiene que estar a lo suyo, opine tan claramente. La gente, en general, lo agradece. Por eso este video ha tenido más de tres millones de visitas. Y bueno, es cierto que hay gente que se enfada porque hay mucho nacionalista radical que no razona, que está envenenado por ese odio absurdo del nacionalismo, que fomenta la xenofobia y el victimismo, pero yo estoy profundamente en contra de eso. Creo que el futuro no va por ahí, sino por la integración, por conseguir mejores oportunidades y nivel de vida para todo el mundo. Y todo lo que sea mirar para atrás y seguir dándole vueltas al mismo coñazo de siempre al final destruye oportunidades y, sobre todo, enfrenta la gente. Creo que ese es el mayor pecado de un dirigente: no puede estar inventándose problemas en vez de resolver los que de verdad existen.
–También ha expresado sus opiniones respecto a los asuntos de religión...
–Pues sí. Es que es muy fácil arrearle palos a los católicos porque saben que no les va a pasar nada. Si se metieran con el Islam, sería otra historia. Y creo que tienen más motivos. Yo no soy un hombre demasiado religioso, pero tengo mis principios y me molesta la cobardía. Y para mí esto de arrearle a la Iglesia y pedir que no se ponga la «X» en la declaración y hablar de machismo y de pederastia... Habrá algo de eso, pero hay que mirar las cosas en profundidad. La Iglesia ayuda muchísimo: gestiona colegios, universidades, hospitales, comedores sociales... Cantidad de cosas que al Estado le es imposible atender. Buscar solo ese granito del cura pederasta y generalizar y decir que es un desastre, pues no estoy de acuerdo y lo digo.
–De Podemos también ha hablado en Twitter...
–Es que Podemos no me gusta nada porque es un partido que nace de la demagogia y del resentimiento. Está desenterrando fan-
tasmas de la Guerra Civil y yo creo que los políticos tienen que hacer todo lo contrario. No dudo de las buenas intenciones de la gente que vota a Podemos, porque es verdad que hace falta regeneración en la vida política, gente con ideas nuevas aunque que no sean profesionales, pero que puedan aportar una visión más altruista, pero si ya de inicio vienen asesorados y financiados por un régimen absolutamente detestable como el de Venezuela o Irán y son esclavos de eso, porque no han sido capaces de condenar los arrestos arbitrarios de los opositores o los cierres de periódicos hostiles, es una vergüenza. Y yo creo que también hay que decirlo aunque te ataquen.
–Con tanta actividad en las redes, ¿es de los que aparca el móvil en verano?
–No dejaría el móvil ni para irme a una isla desierta.
–Y el resto de la política ¿cómo la ve?
–España está en un laberinto muy complicado, el sistema autonómico no funciona, no hay dinero para pagar 17 parlamentos autonómicos, siempre se antepone el interés de los partidos al de los ciudadanos y hay pocos políticos de altura, de los que había en la Transición que tenían tanto nivel, tanta preparación y tanta generosidad.
–Dejemos la política. ¿Le toca trabajar en verano?
–De aquí a septiembre tengo un montón de conciertos, pero tengo mi cuartel general en Punta Umbría, en Huelva, que es la playa a la que siempre he ido con la familia. Un bañito, un poquito de pescado y una buena fiesta son buenas costumbres que no hay que perder.
–¿En la gira le acompaña la familia?
–Nunca. Bueno a los niños alguna vez los he traído para que aprendieran, pero es un mundo aparte. Yo tengo dos vidas, la familiar y la profesional. Una vez que me monto en la furgoneta con los músicos es otra historia.
–¿Y se liga de gira?
–Yo no, porque no tengo mucho que ligar. Pero, hombre, la música, la noche, las copas..., la gente se desinhibe un poquito y salen a divertirse. Eso es de siempre, no me lo he inventado yo...
–¿Y cómo lo llevan los sufridos cónyuges?
–En mi caso bien porque son muchos años y he demostrado que hay prioridades, que te puedes tomar una copa y hacer unas risas después de un concierto pero tampoco vas a poner en juego todo lo que tienes por una historia pasajera.
–Si no tiene nada que esconder, sus vicios y costumbres serán entonces confesables, ¿no?
–Claro. Me gusta comer y beber de todo, tomarme un whisky con mucho hielo de vez en cuando y me encanta echarme una siesta siempre que puedo. Soy muy sociable, pero soy de hablar poco antes de cantar.
–¿Y la edad? ¿La confiesa?
–Claro, hombre, nací en Sevilla en 1961.
–Cuando echa la vista atrás, ¿de qué se siente más orgulloso?
–De mi familia, mi carrera y mis amigos.
–Y de la Fundación Alalá, de la que es patrón, ¿no? Los chicos tuvieron un hueco con usted en el escenario del Teatro Real...
–Sí, esa es una gran satisfacción personal. El barrio sevillano de las Tres Mil Viviendas siempre fue un fracaso y pensamos que la mejor forma de integrar a los chavales es a través de lo que llevan dentro desde que nacen, que es el flamenco. Queremos darles una formación y una oportunidad porque nacen en sitios complicados pero tienen el mismo derecho que todo el mundo a ser algo en la vida.
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