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Ramón Tamames: «En Cataluña no cabe la independencia; es imposible y no puede ser»
Habla del futuro con Donald Trump a la cabeza de Estados Unidos, de la izquierda en España y la independencia de Cataluña y de su deseo aún latente de hacer ala delta, aunque admite que «quizá sea mejor esperar a tener 102 años, que son los que me ha prometido mi médico»
Habla del futuro con Donald Trump a la cabeza de Estados Unidos, de la izquierda en España y la independencia de Cataluña y de su deseo aún latente de hacer ala delta, aunque admite que «quizá sea mejor esperar a tener 102 años, que son los que me ha prometido mi médico»
Ramón Tamames (Madrid, 1933) Raúl del Pozo lo ha descrito como «sabio» y «máquina de pensar». El economista con el que estudiaron todos los aspirantes a historiador, miembro del Comité Central del PCE en los días del cólera, teniente de alcalde con Tierno Galván, fundador de Izquierda Unida, navega desde hace décadas en un velero intelectual al que solo guía la pasión por la libertad. Escritor infatigable, ensayista de referencia, otea los vientos del futuro y advierte contra los delirios de quienes confunden aquella Transición, tan imperfecta como modélica, con una especie de crimen político. De «La república. La era de Franco» a «El siglo de China», a «España: un proyecto de país», «¿A dónde vas Cataluña? Cómo salir del laberinto independentista» o «Podemos: un viaje de la nada hacia el poder», en sus libros centellea la agudeza expositiva, la claridad formal, la erudición con causa y la audacia especulativa. En los últimos años también ha escrito sobre el futuro imperfecto que aguarda más allá del calentamiento global, catástrofe a plazo fijo contra la que el profesor advierte.
–El presidente Donald Trump, cual Santa Claus retorcido, anuncia que traerá carbón. ¿Qué le parece?
–Ha dejado de ser un anuncio para convertirse en una realidad. Además, la violencia de Donald Trump con periodistas y políticos alcanza ya límites inimaginables, por lo cual cabe esperar que sea un Santa Claus aún más retorcido de lo que esperamos.
– ¿Hay vuelta atrás al Acuerdo de París? Y si es así, ¿viviremos para contarlo?
–Lejanamente veo la posibilidad de una especie de acuerdo especial entre París-2015 y EE UU, dejando la opción de un reingreso (una vez que se produzca la salida) para más adelante, cuando las evidencias del IPCC sean todavía más concluyentes.
–Los escépticos del cambio climático, ¿a qué esperan para reconocer que la Tierra es redonda?
–La definitiva convicción de que la Tierra era redonda la proporcionó Juan Sebastián Elcano en el siglo XVI. Será más difícil –que tres años de avatares circunnavegando el globo– para que algunos negacionistas acepten cambiar de pensamiento. Solamente cuando no sepan dónde meterse por el calor que se nos viene encima, podrían reaccionar... tal vez entonces sea ya demasiado tarde.
–¿Y qué les diría a quienes consideran que el ecologismo es un pensamiento débil, casi un lujo?
–Para los mencionados negacionistas, el ecologismo del Acuerdo de París de 2015 es un problema que ideológicamente no pueden aceptar. Se trata de una conexión bolsillo/corazón todavía demasiado potente.
–¿El desarrollo de la Inteligencia Artificial acabará con el sistema productivo tal y como lo conocemos? Dicho de otra forma, ¿nos dejarán en un futuro no muy lejano los robots sin trabajo?
–Siempre habrá trabajo para los humanos, pero tendremos que inventarlo. Al final del siglo, de seguir las cosas como hasta ahora, los envejecidos necesitarán cuidadores, y las atenciones a la tercera edad serán un múltiplo de las actuales. La longevidad va a ocasionar problemas que hoy no podemos valorar suficientemente.
–Hablemos de España, ¿tan mal lo hicimos en el 78?
–Creo que no lo hicimos demasiado mal, pero ahora el populismo habla del «candado del 78» y de que la izquierda se vendió a la monarquía. «Perdónalos Señor, que no saben de lo que hablan», parafraseando una frase evangélica.
–¿Qué le ocurre a la izquierda que ha pasado de reivindicar la Ilustración a hacer campaña contra las vacunas y manifestarse en favor de la homeopatía?
–«Hay gente pa’tó», que dijo El Guerra (el torero, claro). Y entre el milenarismo de las vacunas y los fervores por la homeopatía, cabe cualquier situación incluso patológica. Todo eso no es una propiedad de la izquierda. Es más bien un acervo de algunas ignorancias concretas.
–Con respecto a la economía española, ¿qué tal vamos de brotes verdes? Por cierto, usted pronosticó que saldríamos de la crisis económica antes de lo que esperábamos y los números parece que empiezan a confirmarlo. Es usted casi un visionario...
–Podría contestar aquí: «Bien, gracias, pero...». Y le agradezco que diga usted que mi predicción se ha confirmado. Pero solo después de que José Luis Rodríguez-Zapatero saliera de La Moncloa, cierto que habiendo machacado no únicamente la economía nacional, sino también muchas otras cosas.
–¿A qué conduce el «no es no» de Pedro Sánchez?
–Sin llegar a pensar que los parecidos sean importantes, me acuerdo de lo que dijo Largo Caballero cuando Azaña propuso a Don Indalecio que entraran los socialistas en el Gobierno con los republicanos. Aquello fue poner en bandeja la guerra civil. No estamos ahora en esos tiempos, pero considero que Pedro Sánchez tendría que leer un poco más de Historia.
–Federalismo y fueros. ¿Son compatibles?
–Los fueros los entiendo, y el federalismo no lo veo claro: ¿No es federal nuestra Constitución con unas Comunidades Autónomas que tienen más poderes que el Estado de Nueva York o el Land de Baviera?
–Imagina lo que sucedería si en Estados Unidos, en Texas o en Florida declarasen su «derecho a decidir».
–Texas ya quiso independizarse en cierta ocasión y le dijeron que no, y lo mismo le sucedió a Australia del Este. Y hasta en California hay partidarios de la independencia junto con Oregón y el Estado de Washington. Naturalmente son futuribles irrealizables, como ha acabado siéndolo lo de Quebec en Canadá. Sobre Cataluña yo dije en una ocasión: «No cabe la independencia por dos razones: porque es imposible, y además porque no puede ser».
– ¿Por qué el PSOE se empeña en hacer carantoñas al nacionalismo? ¿No quedamos en que la izquierda era internacionalista?
–Muy sencillo, aritméticamente: sumar votos para llegar al poder como sea. Lo de Sánchez es por lo menos de psicólogo. El izquierdismo de don Pedro es más que dudoso, desde el momento en que no es internacionalista y en cierto modo tampoco españolista. Veremos en las próximas elecciones dónde le va a dejar Mariano Rajoy.
–Para el alcalde de Blanes si Cataluña es Dinamarca, Andalucía es el Magreb. ¿Lo dijo en homenaje a Al Ándalus o ahí late un poso racista?
–El poso racista es indudable, y la comparación en sí es lamentable. El alcalde de Blanes debería estudiar un poco más, y conocer mejor la España que identifica con el Magreb: 14 kilómetros del Estrecho de Gibraltar separan a un país próspero y democrático como el Magreb, incluso con sus bolsas de pobreza, de un reino alauita en que nos envidian la mayoría, por mucho que Juan Goytisolo pensara estar en el paraíso en Marrakech, si se me permite esta última observación.
–En algún lugar leí que quería tirarse en paracaídas, o hacer ala delta, al cumplir los ochenta. ¿Ha podido cumplirlo?
–Precisamente hoy he estado leyendo «The Economist», y en la portada viene una persona de unos 80 años, haciendo ala delta. ¡Cómo le he envidiado! Pero la verdad es que aún tengo cierta idea de que no debo correr riesgos excesivos para tratar de seguir siendo un buen compañero de mi mujer, y un buen abuelo de mis nietos. Va a ser difícil que pueda cumplir aquel propósito, y quizá sea más conveniente esperar a tener 102 años, que son los que me ha prometido mi médico de cabecera, el Dr. Rodríguez Jiménez.
–Con tantas charlas, artículos, libros, conferencias, etcétera, ¿quién cuida del legendario jardín de su casa? No me diga que también encuentra tiempo para regar los ficus.
–Mire, Julio, hijo de mi gran amigo el historiador de quien tanto aprendí (entre otras cosas que las guerras entre Pedro el Cruel y el ulterior Enrique II fueron la primera guerra civil de España), la verdad es que ahora tengo tiempo para hacer prácticamente todo lo que quiero. Incluso para ser el jardinero único de la terraza en que todos los días hago una buena marcha, hasta resolver los crucigramas más ingeniosos de España, que son los de Jordi Fortuny en «La Vanguardia».
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