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Morat: «Deberíamos poder teletransportarnos»

De izquierda a derecha: Juan Pablo Isaza, Juan Pablo Villamil, Simón Vargas y Martín Vargas. Foto: Luis Díaz
De izquierda a derecha: Juan Pablo Isaza, Juan Pablo Villamil, Simón Vargas y Martín Vargas. Foto: Luis Díazlarazon

Hay recetas que se encuentran camufladas en un pentagrama, notas musicales que sirven para coser corazones rotos y melodías que son la pócima para dejar de ser invisible. «¿Cómo te atreves a volver, a darle vida a lo que estaba muerto...»? Un reproche hecho canción con el que Morat arrasó cruzando el Atlántico. Con ellos una sola pregunta puede tener hasta cuatro respuestas diferentes. Juan Pablo Isaza, Juan Pablo Villamil y los hermanos Simón y Martín Vargas tienen personalidades propias y un segundo disco que esperan sacar ya para octubre.

¿Cuáles son los efectos secundarios

del amor?

Simón Vargas: Infinitos, pero creo que parte de los efectos que pueden encontrarse son las canciones que están en nuestro primer disco. Cualquier canción que uno escriba al amor es ante todo un efecto secundario de estar enamorado.

¿La medicina?

Juan Pablo Villamil:Yo pienso que las canciones funcionan un poco a modo de empatía y en la medida que la gente las escucha, solo el hecho de sentir que alguien más lo ha sentido, es reconfortante para la gente. Eso también ayuda.

¿Cuántas balas perdidas tiene un te quiero?

J.P.V.: Uoooo. Tremenda pregunta. Entre 3 y 30.

Juan Pablo Isaza: No sé qué decir... ¿Has visto las metralletas esas que tienen como todas las balas pegadas?, yo creo que es eso.

Martín Vargas: Es como perdigones que salen todos a la vez, como 30.

Después de cantar en el Teatro Real, ¿han pensado interpretar ópera o con algún tenor?

J.P.V. y J.P.I.: Sería increíble.

M.V.: Bueno, creo que cantar ópera nosotros...

J.P.I.: Hable por usted... Ahora nos deja ahí el tren, sin más.

M.V.: A lo largo de la carrera hemos tenido la oportunidad de experimentar con géneros muy diferentes y creo que la ópera no sería uno al que nos cerraríamos.

J.P.V.: Estaría increíble, nos dejarían ellos a nosotros en ridículo, pero nos gustaría.

¿De qué harían un musical?

J.P.I.: Me encantaría que algún día hubiera uno con nuestra música. Sería increíble.

M.V.: Sería como una tragicomedia.

J.P.V.: Me gustaría que tuviera que ver con una historia colombiana como la de Bogotá, o algún momento histórico.

M.V.: Que fuera alrededor de algún evento...

¿Se consideran muy guerreros?

J.P.V.: Simón es el más peleón de todos.

J.P.I.: Creo que sí. Nos hemos enamorado un poco con las métáforas.

M.V.: En Colombia, cuando nos hablan de una persona guerrera se refiere a que vale para todo, 4x4. De lavar y planchar. Yo creo que los 4 somos de hacer ambas cosas. Disfrutamos del plan al que nos inviten.

¿Y sois de lavar y planchar, literalmente?

J.P.V.: Ya decidimos que vamos a convivir con la ropa arrugada. Ejemplo número uno (muestra su camisa, risas).

M.V.: No, la secamos en la terraza.

¿Qué es el éxito para Morat?

J.P.I.: El éxito es poder seguir haciendo esto. Seguir viajando, seguir componiendo, seguir cantando... Que la gente siga yendo a nuestros conciertos. Mientras todo siga así, eso es el éxito.

¿Cómo son cuando nadie los ve?

J.P.I.: Bastante tranquilos. Somos gente muy normal, y así nos gusta mostrarlo tanto en el escenario como en las redes sociales, y no defraudar a la gente. Nos ha pasado mucho el hecho de querer conocer a un artista y luego ser una persona totalmente diferente. Es algo que mucha gente habrá sentido. Nosotros nos prometimos a nosotros mismos que no queríamos ser ese artista, y que cuando alguien nos ve en un vídeo, en una foto o donde sea, y una vez nos encuentre por la calle, o donde sea, nos vea exactamente igual.

Para «aprender a querer», ¿qué se necesita: Más historia, más matemáticas, más

filosofía...?

J.P.I.: Más tolerancia.

¿Qué tal estudiantes érais?

J.P.I.: Regular

M.V.: Bien regular. Yo siempre fui un tipo inteligente, pero es que era vaguito. En el colegio era mal estudiante.

J.P.V.: Yo fui bueno, hasta que empezó Morat. Y... ya después fueron milagros académicos uno

tras otro...

¿Qué vocación tenían?

S.V.: Todavía estudiamos. Estamos intentando acabar la carrera. Yo estudio Historia. Va de a poquitos. En mi maleta de la gira tengo todos los libros para preparar mi tesis.

¿De qué es?

S.V.: Ufff. La idea de mi tesis, el tema general, es el desarrollo del demonio en distintas partes del mundo a través de la Historia Antigua y Medieval.

J.P.V.: Nosotros estudiamos por separado. Yo ingeniería; Juan Pablo, Administración. Y estudiamos música. Ejercer como músicos con lo que venimos haciendo y expandirlo a algo como componer para cine también me parecería

algo increíble.

¿A qué se atreven a volver?

J.P.I.: Nos atreveremos a volver a España siempre que podamos.

¿Los amores cobardes no son amor?

J.P.I.: No, sí son amor. Yo creo que un amor no necesita de palabras y de valor para ser amor.

Si les roban el corazón, ¿qué operación montaría Morat para recuperarlo?

J.P.V: Una serenata... (Risas de todos)

M.V.: Yo aguantaría un ratico para ver qué está pasando. Una opción sería aceptarlo y no recuperarlo ya. Y si no ahí vemos los cuatro qué

hacemos.

J.P.I.: Ir sin corazón el resto de mi vida... (risas)

¿Y qué les dicen en casa cuando están?

M.V.: ¡Tiende la cama, esto no es un hotel!

J.P.I.: Cuando estamos en casa recuperamos todo el tiempo perdido familiar que dejas de lado al estar de gira. Es algo que odos valoramos.

S.V.: ¿Sabes de qué no hablamos? De Morat. El tema se diluye mucho porque uno está en plan de descansar y pensar en otra cosa. Creo que el caso deIsaza es distinto porque tiene el estudio en

la casa.

¿Y qué hacen para descansar?

S.V.: Ver a los amigos que uno no ve mientras está de gira. Es como un descanso psicológico muy importante que a uno le hace falta.

¿Qué es lo que más les gusta de España?

S.V.: Cómo se usa el espacio público, la calle, los andenes... Me gusta mucho que la gente tenga como un buen plan ir a dar un paseo, improvisar algo, tomarse una cerveza...

J.P.I: A mí me gustan los trenes. Estar en Madrid y llegar en tren en Barcelona me parece súper divertido porque nosotros nunca tuvimos eso en Colombia y probablemente no lo tendremos de aquí a mucho tiempo y es algo para nosotros

muy chévere.

¿Y qué comida es la que más les gusta?

J.P.I.: Los pimientos del padrón nos encantan y el salmorejo. Estamos en la mejor época del año para mí porque hay salmorejo en todas partes

y lo amo.

¿Les han dado muchas calabazas en la vida para componer tantas canciones de desamor y es su terapia musical?

J.P.I.: Sí, unas cuantas, las normales para alguien de nuestra edad. Tenemos 23 años, 24 Simón. Esta es la época en la que a uno le rompen el corazón. Y luego ya es cuando uno se organiza y se casa y empieza a tener una etapa más estable y empieza a escribirle un poco más al amor. Pero creo que estamos en la etapa de nuestra vida para escribirle a los corazones rotos porque es cuando más vigente tenemos todas estas decepciones.

¿Son mejores bailarines de tango o jugadores de cartas?

Todos: Jugadores de cartas... y jugamos muy mal. Y bailar no, y tango menos.

¿Creen en la suerte o llevan un as?

Todos: Un as

¿Cuál es el as de Morat?

J.P.V.: Depende de la situación. Nos ha funcionado muy bien que seamos una banda. Conocemos a mucha gente que son solistas y no los envidiamos.

¿Se han peleado muchas veces?

Todos: Sí, muchas.

¿Cuáles son sus vicios confesables?

S.V.: El mío adquirir libros, lo que pasa que a veces sé que no los voy a leer y, sin embargo, me encanta comprar: usados, ediciones bonitas...

J.P.I.: Yo instrumentos, micrófonos...

M.V.: A mí me gusta mucho la ropa, tampoco compro bastante pero disfruto mucho viendo pasarelas, diseño de modas...

J.P.V.: No tengo un paladar muy refinado, todo me sabe muy bien.

¿Han tenido algún vecino gruñón que proteste por su música?

J.P.I.: Siempre hay uno gruñón en Madrid, en México, en Bogotá. El músico es el peor enemigo de un vecino por definición.

Y yo los entiendo. Si yo fuera vecino me

pasaría igual.

¿Tienen una fórmula matemática para componer sus canciones?

J.P.V.: Hay ciertas cosas que hacemos de manera intencionada en la composición. Son reglas de qué repetir y cuándo... Es una cosa mental y lo vamos haciendo y tiene sentido que lo pongamos en un sitio, en otro, o vemos que no tiene sentido repetir más. Es cuestión de simetría.Y ver dónde rompe o dónde acomodar parte de las canciones sobre todo.

M.V.: Es como una ecuación lineal... (bromea).

¿Mejor acústico o reguetón?

J.P.I.: Depende del momento. Por la mañana acústico. Por la noche un viernes, reg:uetón.

¿Qué súperpoder debería tener Morat?

M.V.: El de la teletransportación. ¿Se imaginan que llegará el show y luego para casa?... (Risas de todos)

M.V.: Me gustaría volar.

J.P.I.: A mí leer la mente de la gente.

S.V.: ¿Pero oír a la gente pensar o escoger a alguien y le leerle la mente?

J.P.I.: Me encanta «Star Wars» y amo el nivel de la fuerza que tienen los jedis de influenciar para que la gente actúe de cierta forma.

S.V.: Yo la metamorfosis. Poder cambiar en parte de mi cuerpo cosas. Un poco transformer. Si quiero ser un carro, puedo.

J.P.V.: Yo manejar el tiempo, sin duda. Para pararlo, hacerlo más rápido, volverme...

¿En qué tiempo les gustaría tocar?

J.P.V.: Estoy muy contento de estar tocando ahorita, en el siglo XXI; suena chimba, pero también me hubiera gustado tocar en los 60.

Si Morat se pierde ¿dónde los buscamos?

Todos: En Bogotá.

J.P.I.: En el Triángulo de las Bermudas. En el estudio, yo creo. Las redes sociales despiertan un poco de adicción, a unos más que otros. Pero creo que cuando estamos en el estudio es cuando más soltamos los teléfonos y cuando más la gente nos da por perdidos.

¿Cuál es el próximo reto?

Todos: Creemos que sacar nuevo disco.

Saldrá en octubre/noviembre y necesitamos conseguir colaboraciones. Nos gustaría cantar con Alejandro Sanz, Pablo López, Carlos Vives, Sabina,Maná...

¿Qué lleva en la maleta?

En la maleta llevan siempre melatonina. «Nos lo descubrió nuestro amigo Álvaro Soler y desde entonces no la dejamos porque es vital por el jet lag. Nunca llevamos aquello que «no te dejan pasar en los controles del aeropuerto».