Vestidos de los Goya para recordar

Pocos se acuerdan que la primera ganadora del Goya a la Mejor Actriz. Fue una maravillosa Amparo Rivelles. La veterana intérprete subía con un espectacular modelo de dos piezas compuesto de vestido interior de tirantes negro y otro exterior a modo de redecilla plateada. La anécdota de aquel vestido fue la hombrera que se le salió al dirigirse a sus compañeros y agradecerles el galardón. ¿Cómo de importante es un vestido para una actriz? Mucho, más de lo que pensamos.

¿O es que no tenemos todos en la mente a Penélope Cruz vestida de Victoria & Lucchino cuando recibió el premio por «La niña de tus ojos»? Ocho años después, la de Alcobendas tenía que volver a subir a recoger un cabezón por su Raimunda de Almodóvar. En esa ocasión apostó por una marca internacional: Carolina Herrera. Otro acierto. En los últimos años, además, las actrices apuestan más por la sofisticación y cuentan con estilistas que les ayudan a configurar un «look» ganador.

Esta alianza ha conseguido que sean difíciles de olvidar el Dior de Raf Simons, que lució Maribel Verdú en 2013; el Lanvin de Elena Anaya en 2012; el Ferretti de Lola Dueñas en 2010 o el de Georges Hobeika, con el que impactó Natalia de Molina en 2016. Y sí, todos extranjeros, aunque la moda española también ha tenido muy buenas representantes entre las ganadoras (pese a que muchos diseñadores patrios se quejen de que los grandes nombres apuestan poco por lo de aquí, buscando un aire de glamour al llevar un nombre francés o italiano).

En los últimos cinco años tres de los vestidos de la Mejor Actriz del año pertenecían a firmas de nuestro país: en 2014 Marian Álvarez vestía de Miriam Ocáriz; en 2017 Emma Suárez confió en Lorenzo Caprile y el año pasado, Nathalie Poza lució una creación de Ana Locking, lo que confirmaba la teoría de que vestir un vestido «made in Spain» te acerca más al Goya... ¿Se cumplirá esta norma este año? Ojalá, ya que sería un éxito del cine y de la moda española. Veremos qué pasa esta noche.