Sevilla

Alberto y Ascen, un recuerdo «inalterable» que dura 20 años

Sevilla homenajea al concejal y a su esposa asesinados por ETA. La hermana del edil: «Defendieron la unidad de España con su vida»

Familiares del matrimonio y autoridades en la calle Don Remondo de Sevilla, donde fueron asesinados el 30 de enero de 1998
Familiares del matrimonio y autoridades en la calle Don Remondo de Sevilla, donde fueron asesinados el 30 de enero de 1998larazon

Veinte años después, el asesinato de Alberto Jiménez Becerril y Ascensión García Ortiz sigue removiendo conciencias. Por la crueldad que supuso su muerte a manos de dos pistoleros de la banda terrorista ETA, de madrugada y por la espalda. Por los tres hijos –Ascen, Alberto y Clara, de 4, 7 y 8 años– que dejaron huérfanos y por los valores libertad y democracia que defendieron incansablemente. Desde que sus cuerpos cayeron en la calle Don Remondo de Sevilla aquel 30 de enero de 1998, dejando tras de sí un reguero de «sueños incumplidos», tal y como aseguró ayer en el mismo lugar la hermana de Alberto, Teresa Jiménez Becerril, la lucha contra el terrorismo ha experimentado altibajos, pero el recuerdo de los fallecidos ha permanecido inalterable.

Sus asesinos, José Luis Barrios y Mikel Azurmendi, fueron condenados a 60 años de cárcel. El crimen propició que, ese mismo año, se desactivara el comando Andalucía, que sembraba el pánico en la comunidad autónoma desde 1983. Guardaban en un piso de la capital hispalense, junto a María Teresa Pedrosa –condenada a 12 años de prisión– 700 kilos de explosivos. Un material equivalente a 15 coches bomba. Pese a todo, el comando se reorganizó y mató, años después, a Luis Portero y a Antonio Muñoz Cariñanos. José Javier Arizkuren Ruiz, «Kantauri», que ordenó matar al concejal y a su esposa, fue condenado en 2013 a 56 años de cárcel, tras una larga y sangrienta trayectoria criminal.

Veinte años de luces y sombras, pero con el testimonio muy presente de los que dieron su vida por la justicia y la convivencia pacífica. En octubre de 2011 ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada. «ETA hoy no mata, pero mató, así que no queremos ni podemos olvidar», remarcó Teresa. Entre los últimos escollos, la derogación de la doctrina Parot en 2013, que propició la excarcelación de numerosos terroristas.

Todos esos hitos se agolpan en la memoria cada 30 de enero, cuando los familiares, autoridades, compañeros, amigos y vecinos se concentran en el sitio donde fueron asesinados para honrar su memoria. Allí estuvieron, junto a sus hijos, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido; el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo; y el alcalde, Juan Espadas. También el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz; el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno; la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, María del Mar Blanco; y Soledad Becerril, la alcaldesa que trabajó mano a mano con Alberto.

Es el momento en el que, rota de dolor, Teresa pronuncia un breve discurso, «con las manos temblorosas», que se clava en el alma. «Ya es hora de que busquemos la verdadera paz, que nace de la justicia, y no la que venden por Europa tipos como Otegui, que sólo conocen la falta paz de la indignidad, la injusticia y la desmemoria, quienes sólo han traído la paz de los cementerios».

En unos momentos en los que el desafío independentista de Cataluña ha trastocado la convivencia, aseguró que Alberto y Ascen «defendieron con su vida la unidad de España». Por ello, avisó a «quienes quieren romper España» que «millones de personas no vamos a permitir que el sacrificio de las víctimas del terrorismo haya sido en vano». A su juicio, «los sueños nacionalistas pueden convertirse en pesadilla». Además, «enfrentar a algunos españoles contra otros tiene un alto precio».

Teresa hizo un llamamiento a los «equidistantes que viven en el engaño de la falsa paz» y a los que «abogan por pasar página», instándoles a posicionarse frente a la «desmemoria». «El terrorismo de ETA, en su guerra declarada a España, quiso que Alberto y Ascensión pagaran con sus vidas por el odio y la independencia. Ni un palmo del País Vasco vale la vida de dos inocentes. No hay religión, tierra ni nada que merezca el sacrificio de tantas víctimas del terrorismo». Por su parte, Espadas aseguró que la «injusticia» vivida aquel año «hizo más fuerte a la ciudad». «Nada va a cambiar si los asesinos no se arrepienten y piden perdón», subrayó.

Reconocimiento en la Cámara

Coincidiendo con el vigésimo aniversario del asesinato de Alberto Jiménez Becerril y Ascensión García Ortiz, el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, anunció ayer que pedirá en el Parlamento autonómico que se dedique una distinción honorífica al matrimonio, para que se le rinda homenaje «público y permanente» en la Cámara. Moreno lanzó esta propuesta en un acto que reunió a familiares del concejal y su esposa y a numerosos dirigentes del PP, como Javier Arenas y otros representantes provinciales y locales. También hizo referencia Moreno a una iniciativa del PP que se va a debatir esta semana en el pleno en defensa de la prisión permanente revisable «para casos excepcionales, como es el terrorismo», para pedir que reconsideren su postura partidos que «están dudando», ya que es una medida «de justicia». Arenas, por su parte, rememoró los «tiempos difíciles» que vivió el partido, «cuando enterrábamos a un compañero cada semana». «Todos los terroristas son iguales, no tienen apellido».