Andalucía

Avance para la economía andaluza en 2016

Avance para la economía andaluza en 2016
Avance para la economía andaluza en 2016larazon

Una tasa de crecimiento económico del 2,3% es la «tasa de consenso» que los analistas prevén que registre la economía andaluza en 2016. Lo acaba de hacer público el profesor Manuel Hidalgo en el informe elaborado para el Observatorio Económico de Andalucía que preside el profesor Francisco Ferraro, una de las instituciones más independientes y solventes de la particular sociedad civil andaluza. La horquilla entre la que se puede mover la estimación «de consenso» es relativamente amplia, entre el 2 y el 2,8%; y hay que reconocer que la incertidumbre económica, al menos en este primer trimestre de 2016, es alta y viene marcada por varios hechos relevantes, unos de naturaleza externa y otros interna.

Las dudas sobre la evolución de la economía china parecen influir negativamente en el funcionamiento de la economía mundial. Lo mismo puede decirse de otra gran economía emergente como es la brasileña. El impacto directo de estas dos economías sobre la economía andaluza no parece ser muy alto a juzgar por las escuetas cifras de exportaciones regionales andaluzas a China y a Brasil.

La corrección a la baja del precio de referencia del petróleo para Europa –el «Brent»– sigue removiendo los mercados pero, en este caso, no de forma necesariamente negativa salvo para la industria del refino, que sí es notable en Andalucía. Para economías dependientes del petróleo como la española, la bajada del precio del crudo supone un ahorro en la factura energética y en los costes de producción muy considerable. Esto debe impactar positivamente sobre los costes de producción interiores, máxime si se unen a los avances que parecen registrarse en eficiencia o ahorro energético. Sin embargo, no es una buena noticia para las cifras de exportación de las plantas refineras andaluzas. Téngase en cuenta que países como China no sólo importan petróleo crudo sino que también lo hacen de productos derivados del petróleo como los que se obtienen en las plantas petroquímicas que Cepsa tiene en La Rábida y San Roque. Sólo en empleos directos estas plantas suman 3.598 trabajadores y están actualmente desarrollando un fuerte proceso inversor que en 2015 sumó 238 millones de euros.

La tercera duda que puede hacer que la tasa de crecimiento de la economía andaluza acabe más cerca del extremo inferior de la horquilla (el 2%) es la corrección que actualmente están haciendo los mercados de valores con marcadas caídas de los índices bursátiles no sólo en España sino también en Europa. Este componente de incertidumbre probablemente se despeje antes –desde luego en el trimestre en curso– que los dos anteriores. Por ejemplo, ya hemos abundado desde estas mismas páginas que el escenario de precios bajos del petróleo es muy creíble, al menos para los dos próximos años.

La cuarta y última duda es de naturaleza interna y tiene que ver con la incertidumbre política anudada a los complicados resultados electorales de la pasada convocatoria del mes de diciembre.

En mi opinión, el impacto de esta medida ya está descontado por los mercados desde hace tiempo salvo en el caso de Cataluña. A diferencia del discurso mayoritario, los inversores no se sorprenden ante retrasos en la conformación de gobiernos. Bélgica, por ejemplo, estuvo más de un año sin Gobierno y esto no impactó negativamente sobre su economía. De hecho, buena parte de la sociedad española está descubriendo que se puede vivir con un Gobierno en funciones sin dificultad alguna. Lo que sí han descontado hace tiempo los mercados es el riesgo de ascenso de la extrema izquierda en España. Aunque suelen ser discretos, muchos «traders» (operadores en los mercados financieros que no sólo cobran comisiones a sus clientes por las operaciones de compra y venta, sino que también toman posiciones en los instrumentos financieros que comercializan) ya han señalado que la compra de productos financieros españoles se ha detenido en buena medida hace más de un año. Lo que sí es cierto es que la incertidumbre política sigue impactando negativamente sobre la economía catalana a juzgar por el flujo de empresas que siguen moviendo su sede desde esa región a otras ciudades españolas.

En lo demás, es interesante detenerse en el detalle de la batería de indicadores de coyuntura en los que el Informe del Observatorio Económico de Andalucía basa su estimación de crecimiento para 2016. En concreto el informe considera veintiún indicadores; diecisiete lo son del comportamiento de la oferta y la demanda y el resto, del mercado de trabajo. En todos los casos se ofrece el dato referido a la economía andaluza y el mismo referido al conjunto de la economía española. Yo soy de los que piensa que la información limitada a las tasas de variación de una variable puede inducir a conclusiones erróneas si no se acompaña de la magnitud relativa de esa variable. En concreto, una lectura apresurada de la tasa de variación interanual en 2015 del Índice de Producción Industrial en Andalucía (un importante 5,8%) puede inducir a atribuirle a este sector una importancia en la economía regional que, lamentablemente, no tiene. Quizá sería bueno añadir el dato del peso de los diferentes sectores económicos en la economía andaluza y en el conjunto de la economía nacional. Esto corroboraría lo que hemos expuesto hace poco; no ha habido ningún cambio relevante en la estructura productiva andaluza antes y después de la crisis de 2007 excepción hecha del sector de la construcción.

En cualquier caso, debe agradecerse y valorarse significativamente la aportación de este y otros documentos. En el camino hacia una economía sólida que permita vivir dignamente se echan en falta más cifras y sobran estigmas ideológicos.

*Profesor Titular de Economía de la Universidad de Sevilla. Director de la Cátedra de Economía de la Energía y Medio Ambiente. Investigador asociado Universidad Autónoma de Chile