Administración Pública
Buenas intenciones y un lejano pacto
El presidente de la Junta y el líder de la oposición salieron ayer del encuentro que mantuvieron en San Telmo –el segundo de esta legislatura– destacando la buena sintonía y la disposición por ambas partes a llegar a una «entente cordiale» de cara al Pacto por Andalucía que pretende tejer el Gobierno bipartito. De momento, sólo hay una declaración de buenas intenciones. Además de la sospecha fundada de que el acuerdo entre los dos principales partidos es prácticamente imposible. Entre otras cosas, porque algunas de las propuestas del PP contenidas en su decálogo son de imposible cumplimiento por parte de la Junta. La más importante, la racionalización del sector público andaluz y la derogación de la Ley 1/2011 de reordenación empresarial que puso en pie de guerra a los funcionarios. El Ejecutivo de Griñán no está dispuesto a dar ningún paso atrás en este sentido y mucho menos a derogar una ley que, por otra parte, ha recibido numerosos varapalos judiciales en contra de la integración de personal «a dedo» en agencias públicas. Los recientemente aprobados Presupuestos de 2013 son la última prueba de que la Junta no quiere rectificar. El recorte en transferencias y subvenciones a las empresas públicas fue de apenas un 5 por ciento respecto a la partida inicial de 2012 (3.321 millones), lo que supuso una disminución de sólo 140 millones de euros. A costa de salvar esta administración paralela, la tijera en las inversiones se cebó hasta el 20 por ciento respecto al año anterior. Con todo, no es el Pacto por Andalucía lo que debe preocupar en este momento, sino una terrible tasa de paro del 35,42 por ciento.
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