Sevilla
Cárcel o solo la deshonra
Hace sólo siete años, anteayer por la tarde en términos históricos, que se empezó a instruir el celebérrimo «caso ERE», cuya pieza política se comienza a juzgar hoy en Sevilla en lo que pareciera una causa general contra los desmanes del PSOE desde que la Junta es Junta. Sin embargo, la visión de los dos ex presidentes regionales en el banquillo, junto a pretorianos tan significativos como Gaspar Zarrías o Maleni Álvarez (rebautizada, en tiempos de Zapatero, como «la ministra macarra» por mi dilecta Marisa Recuero en una memorable portada de la competencia), nos retrotraería a confines mucho más remotos de la memoria, de no ser porque la hemeroteca los sitúa ya metidos en el siglo XXI. Esos pregonados 800 millones de euros distraídos, como el millón de muertos de la Guerra Civil (© José María Gironella), son posiblemente una cifra mítica pero, pese a su imprecisión, dan una idea aproximada de cuan falibles han sido los controles de calidad ética durante este régimen que ya va para cuarenta años de duración. Y sigue, porque el gobierno autonómico pide el archivo del caso pese a la evidencia de que ha sido el primer perjudicado del latrocinio; y con él sus administrados, o puede que haya que decir súbditos. Es excesivo suponerle venalidad a Pepe Griñán o a Manolo Chaves, a uno menos que al otro, pero es bastante palmario que ambos encabezaron una monumental trama para regar con dinero a sus redes clientelares y apuntalar de este modo al PSOE en el poder. Así lo cree la Fiscalía y así lo acreditará el tribunal con sentencias más o menos severas, pero (casi) seguro que no exculpatorias. Si aquello era, es, un sistema de compra de votos es opinable. Pero ni el socialista más acérrimo podrá negar el dopaje electoral. ¿Añadirán cárcel a la deshonra?
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