Jaén
Cástulo enseña la vida de sus antiguos habitantes a través cinco tumbas
Cástulo, 2014. Los arqueólogos encuentran los cuerpos de una mujer y un hombre entrelazados en una tumba justo en el umbral de un edificio, y los restos muestran que ambos no solo eran llamativamente altos, sino que además presentaban deformidades y roturas de huesos muy anteriores a su muerte.
Esto, que parece el inicio de una novela policiaca, es solo el reflejo de una de las cientos de miles de historias cotidianas que se vivieron en el yacimiento de Cástulo, situado a cinco kilómetros de Linares (Jaén) durante los más de veinte siglos en los que fue habitado, desde el Bronce hasta la cultura ibera e islámica.
Aún no se sabe si tenían alguna relación familiar o la causa de su muerte, aunque se estudian sus restos por expertos en Madrid, pero se sabe que son de época visigoda, en torno a finales del siglo VI, gracias a una hebilla. La tumba de la pareja podrá verse a partir de mañana en Linares (Jaén).
La mujer no mediría menos de 1,80 cm y el hombre alrededor de 1,90, y ambos presentaban deformidades como mandíbula asimétrica o los fémures curvos. Sus restos fueron encontrados el pasado año a la entrada del edificio cristiano que se excava en Cástulo, donde además se halló la llamada Patena de Cristo, única en la península por sus características.
Esta tumba, que será presentada mañana junto a otras cuatro más en el Museo Arqueológico de Linares, dentro de la exposición temporal "Ritos y ajuares funerarios en Cástulo: una mirada transcultural sobre la muerte", a pesar de que parece ser la más llamativa, no es la más importante, según ha explicado a Efe Marcelo Castro, director del conjunto arqueológico.
La tumba principal de las cinco que se presentan es muy anterior en el tiempo y podría pertenecer a una mujer ibera del siglo IV antes de Cristo.
Así lo revela el ajuar encontrado, como una crátera (vaso griego) que se utilizaba en banquetes funerarios, varias fusayolas (pequeños contrapesos de arcilla del huso para hilar), un anillo de bronce, pequeñas copas de cerámica o la urna de barniz rojo donde se encontraron sus cenizas.
Su estatus fue importante, lo que se refleja además de por la riqueza del ajuar, por la pira donde fue quemada, que se conservó con una pequeña estructura exterior realizada tras el rito.
Otras dos tumbas, que se presentarán mañana aprovechando que se celebra el Día de los Museos, pertenecen a la época romana, de segunda mitad del siglo I, situadas como la anterior en la Puerta Norte de Cástulo.
De una de las tumbas se han seleccionado los vidrios encontrados, y de la otra, tres vasos de cerámica de mesa, uno de ellos procedente del sur de la Galia que en esa época eran considerados de un nivel social alto.
Cinco tumbas de épocas y culturas distintas, en ocasiones enfrentadas, que acercan a través de la muerte la cultura, las historias de aquellas personas que vivieron en una ciudad con más o menos importancia según el devenir de los hechos.
Cuna de reyes, como la princesa Himilce, casada con el cartaginés Aníbal cuando la ciudad era capital de la Oretania, ciudad imperial en época romana y con cierta importancia en época visigoda contando con sede episcopal, hasta la llegada de su decadencia y abandono antes del siglo X de nuestra era.
Cástulo, Linares, viaja este fin de semana en el tiempo, no sólo con sus hallazgos arqueológicos sino que además acoge los II Juegos Ibero-Romanos, Día de Mercurio, que recrean el mundo de la II Guerra Púnica y de los gladiadores, así como todos los rituales, costumbres, gastronomía y tradiciones que existían en esos momentos.
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