Córdoba

Cierre de filas electoral: de los “barracones” a las barricadas

Casado elige Córdoba como primer destino y escenifica la unión del PP de cara a los comicios

Pablo Casado y Juanma Moreno, ayer en Cordoba. Foto: Efe
Pablo Casado y Juanma Moreno, ayer en Cordoba. Foto: Efelarazon

El día posterior al eclipse lunar, Pablo Casado comió en Córdoba –primer destino oficial– con la dirección del PP-A y con Juanma Moreno, «sorayista» de cuna, al frente. «Entregadme la carta de un hombre, cualquiera que haya escrito, y lo enviaré a la guillotina», dijo –según contó Zweig en su biografía–el fundador de la policía política, Fouché. El nuevo líder popular, a la espera de lo que acontezca tras las elecciones, ha optado por el cierre de filas. A la comida celebrada en Casa Rubio, junto a la puerta de Almodóvar de la ciudad que gobernó José Antonio Nieto –nuevo secretario de Electoral, delfín cospedalista–, asistió una treintena de personas, entre ellos, dos afines a Sáenz de Santamaría en las primarias como Fátima Báñez, que sigue sin aceptar la presidencia de una comisión, y Javier Arenas, resucitado una vez más como portavoz adjunto en el Senado. En el acto previo, Pablo Casado exhibió fuerza y discurso. «Hay que acabar con el Gobierno que tiene a niños en barracones por escuelas».

La región adolece, indicó Casado, de «profesionales sanitarios bien remunerados, de buenas infraestructuras», además de «los problemas de legitimidad y honorabilidad de su Gobierno», citando casos como el de la tarjeta de la Faffe usada en un club de alterne. Javier Maroto señaló Andalucía como modelo de la integración tras la pugna interna popular. Después de la victoria de Casado, en la comunidad el cierre de filas fue instantáneo. «Quiero felicitar a todos los compañeros andaluces que forman parte del equipo de Pablo Casado. Desde Andalucía afrontamos esta nueva etapa con ilusión, remando todos a una por un nuevo Gobierno», expuso Moreno en Twitter. De puertas para adentro, en la reunión de la Junta Directiva, Casado destacó expresamente a los ocho andaluces que forman parte de su dirección, como Zoido, Nieto o la vicepresidenta segunda del Parlamento Esperanza Oña. Zoido y Nieto, con quien el sector oficialista andaluz mantiene diferencias, serán claves en la conformación de las listas. Las encuestas dibujan un escenario complicado para los populares, con Cs arrebatándoles, incluso, el segundo puesto. Casado defendió en Córdoba que «el PP ya no está en funciones» sino que «ha vuelto, después de un período interno, y ha vuelto para quedarse, para pisar la calle, para no parar ni en agosto». «Convoquen cuando convoquen, vamos a ganar», defendió. El nuevo líder popular auguró para hoy «una encuestas bastantes buenas» y recordó que «en 40 días al frente del Gobierno» la «izquierda ha decepcionado» porque «han hecho todo lo que España no necesita».

Casado aspira a «volver a un modelo bipartidista imperfecto» evitando «legislaturas como ésta, que supuestamente iba a ser el Gobierno del pueblo y, al final, ha sido un desgobierno». La estrategia en Andalucía pasa por equiparar al PSOE de Susana Díaz con el de Pedro Sánchez y hacer memoria de casi 40 años de Gobierno socialista. «Esta tierra necesita un cambio de verdad, no como los de esos partidos que decían que iban a proponer un cambio y al final han sido la muleta de más de lo mismo», dijo en referencia a Cs, con quien, no obstante, no descarta un pacto de Gobierno. «Esto empieza por Andalucía. Juanma es mi candidato, es nuestro candidato de todo el PP y es el mejor candidato para todos los andaluces», indicó. Juanma Moreno confía en que junto a Casado, al que definió como «un gran aliado», y «el gran equipo andaluz», el PP dará «la batalla» democrática y «de ilusión» para que los andaluces «puedan abrir las puertas a nuevos equipos y estilos de gobierno». Casado señaló que el PSOE «pretende jugar con el calendario electoral» para «eludir» algún «tipo de sentencia» o «instrucción de casos que les pueda avergonzar». La fecha, añadió Moreno, va a depender del «miedo a una sentencia condenatoria de los ERE, miedo a la comisión de investigación de la Faffe, y al miedo a que se sepa el gasto en comilonas y prostitutas». De cara a las elecciones, de «los barracones» a las barricadas.