España

Cine vs toros

La Razón
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Permítanme el símil taurino, para coincidir con la opinión de muchos televidentes, a la hora de calificar la reciente gala de los Goya como de auténtica charlotada. En los pueblos, cuando solía actuar el bombero torero con los enanitos, solía aparecer acartelado un aspirante quien lidiaba un novillo en la denominada «parte seria». Pero aquí, en el ruedo del cine español, no hubo más que un director de lidia sin arte ni gracia, un Rovira que en ocasiones rozó el ridículo y el esperpento. Había leído –y también afirmado, vía Twitter– que los toros aportan cuatro veces más a nuestra economía que el cine marca España. Durante esta década, los festejos taurinos han aportado, en localidades vendidas, más de 40 millones de euros en Impuestos sobre el Valor Añadido (IVA). Una cifra que triplica lo devengado por el teatro y que supone seis veces más que el cine nacional. Así lo mantienen los grandes expertos en la materia, el profesor Juan Medina y el periodista Juanma Lamet, desde su blog Tauroeconomia. Pero las cifras van más allá. La Tauromaquia llega a generar un total de más de mil seiscientos millones anuales, lo que le convierte en el segundo espectáculo de masas de nuestro país. No olvidemos que, frente a las acusaciones de partidos de ideología animalista, ni la UE ni el Ministerio de Cultura recogen ayudas a la Fiesta, en contra de los millones que anualmente recibe el cine (aporta entre 25-30 millones al Estado y recibirá entre 60 y 70 millones en subvenciones). Además, la tauromaquia genera más de 200.000 puestos anuales. En definitiva, los toros suponen un enorme impacto económico. Una verdadera industria frente a falacias y taurofobias. Frente al esperpento de Dani Rovira y de los premios Goya.