Sevilla

Declara ante el juez el enfermero imputado por la muerte de un indigente tras recibir el alta

El enfermero que ha declarado hoy como imputado por la muerte de un indigente polaco poco después de recibir el alta hospitalaria ha asegurado que no le detectó fiebre, tos ni expectoración y que el paciente solo le pedía comer y dormir y le reiteraba que no padecía ninguna enfermedad.

El enfermero, el cuarto imputado por esta causa junto a tres médicos del hospital sevillano Virgen del Rocío, ha dicho a la juez de Instrucción número 5 de Sevilla que el indigente llegó sin ningún tipo de identificación y que no supo ni cómo había llegado hasta el centro sanitario, han explicado a la prensa las abogadas de las acusaciones.

El joven polaco Piotr Piskozub medía 1,83, pesaba 45 kilos y murió el 2 de octubre de 2013 en un albergue municipal poco después de recibir el alta del hospital, momento que filmó una cámara de vídeo.

Según el enfermero, el indigente no supo explicarle cómo había llegado hasta el hospital y solo acertó a decir que "unos amigos malos"le habían dejado allí.

El enfermero, ante la falta de datos, lo calificó como un paciente con posible problemática social y puso en su informe tres interrogantes, han añadido las acusaciones.

La acusación popular la representa la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía y la particular la ejercen la madre y el hermano del fallecido.

La abogada de la Asociación Pro Derechos Humanos, Maribel Mora, ha subrayado que lo ocurrido con el joven polaco pone en evidencia las "lagunas"de los protocolos de atención sanitaria en urgencias para las personas sin hogar.

En este sentido, ha criticado que la Junta de Andalucía no les informa de los cambios en esos protocolos tras lo ocurrido en este caso, lo que solicitaron por escrito en diciembre, y ha agregado que el Defensor del Pueblo andaluz tiene abierta una queja por este tema.

La abogada de la familia del fallecido, Pastora Filigrana, ha precisado que el enfermero imputado, que estaba trabajando con un turno de doce horas seguidas, solo tenía entre un minuto y un minuto y medio para clasificar a los pacientes en urgencias.

Las acusaciones han expresado su confianza en los testimonios que presten el 25 de enero tres testigos: los dos policías que recogieron al joven y lo llevaron al hospital y el trabajador social que lo recogió del centro sanitario y lo trasladó al albergue en el que murió.

El último médico imputado en declarar lo hizo el pasado 9 de diciembre, cuando dijo que le dio el alta porque no le detectó ningún síntoma para ingresarlo más allá de su deterioro físico porque era alcohólico, no comía y estaba en la calle, según le dijo el indigente.

Este médico auscultó al joven y le ayudó a encontrar un alojamiento y comida, que era lo que pedía y por lo que incluso le dio las gracias tras culminar las gestiones, dijo el doctor a la juez.

El informe forense, sin embargo, recoge que, según las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), presentaba "un estado de desnutrición severa".

Ese estado debió ser tratado, según el informe, con hospitalización para paliar su malnutrición y obligaría a realizar pruebas diagnósticas para la detección de las enfermedades de base que padecía.