El candidato que nunca existió

Si yo fuera Cospedal no plantearía el tema del candidato mañana a los presidentes provinciales sin antes analizar por qué los populares andaluces, desde hace veinte años, obtienen una media de cuatro puntos menos de apoyo en las elecciones autonómicas que en las municipales. No puede ser casualidad y, a lo mejor, el del candidato se trata de un problema antiguo por más que ahora sea de urgencia. Algo no cuadra en la serie histórica. El PP en Andalucía supo hace lustros encontrar candidatos en capitales y ciudades medias, no pocas sociológicamente de izquierdas, que le permitieron acceder o acercarse bastante al gobierno. Sin embargo, mientras esos alcaldes y alcaldesas afianzaban sus respectivas plazas, parte del electorado se evaporaba en los comicios autonómicos. Ejemplo paradigmático fue 2008: el socialista Manuel Chaves ganó por sexta vez consecutiva aunque solo nueve meses antes el PP alcanzaba sobradamente los ayuntamientos de cinco capitales y en otras dos rozaba la mayoría absoluta. Pues bien, pese a ello, ni siquiera arrebataron los populares la mayoría absoluta a un Chaves que ya llevaba dieciocho años en el cargo. Cospedal debe acudir este martes a Jaén con los datos sabidos. Y si duda que pregunte a los revisores del AVE. Porque más que una cuestión de ideología el techo del PP andaluz sea quizás consecuencia de no haber tenido nunca un candidato que no provoque cierto rechazo en determinados territorios y capas. Tan simple y complejo a la vez. Yo escucharía sobre todo a los presidentes que han ganado en sus plazas. Y por supuesto haría coincidir la celebración del segundo aniversario de la victoria de Rajoy a finales de noviembre con la designación del cabeza de cartel. Sería un detalle. Los andaluces llevan ya tres comicios votando mayoritariamente al PP y la presidenta Díaz convocará elecciones más pronto que tarde.