«El Jason Bourne sevillano»

Alfonso Chaves logra estrenar hoy en los cines Íkaro, un largometraje de acción de bajo coste pero cien por cien andaluz. «Noventa minutos sin respiro», destaca el realizador

El director sevillano Alfonso Chaves estrena hoy (20 horas) en el centro comercial Los Arcos (Unión Cine Ciudad) su primer largometraje, Íkaro, una producción financiada con capital netamente sevillano y rodada entre Andalucía y Cáceres. Todos los profesionales que intervienen, más de ochenta –actores, especialistas, maquilladores o personal técnico– son andaluces. Una prueba de que con muy poco dinero es posible hacer un cine digno y alejado de los estereotipos del cine español de siempre.

Este macareno de 42 años, fascinado por el cine desde los diez años –quedó alucinado por la película Cazafantasmas–, lleva luchando desde 2000 por contar historias. Chaves, propietario de «Mayday producciones», ha realizado diversos cortometrajes antes de adentrarse en el proyecto Íkaro, su ópera prima. Finalista del X Festival de Plataforma de Nuevos Realizadores y Técnicos Audiovisuales de Madrid en 2001 con «Lo que los ojos ven...» y primer premio en el III Certamen de la Universidad de Sevilla con el corto «Únete», ha invertido tres años en un film con el que pretende que el espectador pase «noventa minutos sin respiro».

Amante del cine de John Woo –Misión Imposible II (2000) y Cara a cara (1997), entre muchas,– y Paul Greengrass –saga Bourne–, ambiciona con Íkaro contar una «buena historia» que «no es sólo ruido y explosiones», dentro de un «estilo realista», que juega con dos conceptos que imprime a todas sus obras: «la superación personal y la esperanza».

La trama del «thriller» gira alrededor de León, un sicario que pasa por una etapa dura de su vida. El encuentro con su ex mujer solo agravará más su pobre y triste existencia, inmersa ahora en una serie de asuntos que provocarán infinidad de problemas, traiciones y fantasmas del pasado. A través de León tendrán cabida una gran cantidad de personajes y acciones que giran en la trama argumental dándole consistencia y cuyo clímax final llega con consecuencias imprevisibles tanto para él como para sus familiares. «El último encargo de este asesino a sueldo se llama Íkaro. Alrededor del mismo se desarrolla la trama, una tela de araña en la que entran en juego corporaciones de empresas corruptas, mafias locales, pero que no pierde la ocasión de ahondar en los valores de la familia, la solidad del ser humano y sus impulsos más bajos», comenta Alfonso Chaves, que además de coguionista y realizador también ejerce de productor junto a Juan Cano.

Prueba de la dificultad a la hora de abordar el proyecto, el cineasta sevillano hace hincapié en que el rodaje se ha prolongado durante un año –lo normal son dos o tres meses– entre Sevilla, Alcalá del Río y Peraleda de la Mata (Cáceres). Se llegaron a invertir tres días en una de las secuencias de acción de apenas un minuto y medio.

«La realidad es que muchos de estos proyectos no logran salir adelante. Detrás de Íkaro hay muchas personas comprometidas y un esfuerzo mayúsculo. La película podrá gustar o no, pero he tratado de aplicar mucho realismo y un ritmo constante los noventa minutos con un formato muy americano. Aspiramos a que el público valore un trabajo digno y honrado», añade Chaves, muy agradecido.

Tiroteos, explosiones, persecuciones, artes marciales, sexo, grabación con drones... y una trama muy entretenida para mayores de 16 años que hoy, después de ser seleccionada por varios festivales, llega a las taquillas con la esperanza de prolongarse cuanto sea posible. El proyecto no descarta incluso aparecer en DVD, aunque el primer objetivo, agradar y servir de escaparate para el futuro está garantizado. El preestreno en Cáceres, hace un mes, ya fue un rotundo éxito para estos valientes del séptimo arte.