Sevilla

Epicentro electoral

Andalucía es clave de cara al 10-N. Los principales líderes políticos arrancan la campaña en la comunidad con La Moncloa en liza y el adelanto andaluz como espejo o contraejemplo del resultado final

Epicentro electoral
Epicentro electorallarazon

Andalucía es clave de cara al 10-N. Los principales líderes políticos arrancan la campaña en la comunidad con La Moncloa en liza y el adelanto andaluz como espejo o contraejemplo del resultado final

El resultado electoral del 10-N gravita en gran parte en Andalucía. La comunidad, de hecho, conforma el epicentro de las jornadas previas, con los principales líderes nacionales abriendo campaña en el sur. El peso demográfico de Andalucía justifica por sí solo los movimientos tácticos. Sevilla, Cádiz, Granada y Málaga son las cuatro provincias con más escaños (de ahí que Más País de Errejón se presente por todas ellas). De la región dependen 61 de los 350 escaños del Congreso y, además, la barrera electoral –el porcentaje mínimo de votos para lograr escaño por una provincia– es sólo del 3%. Cada voto es vital y en esta ocasión la campaña dura sólo una semana. Aplicado a Andalucía en relación a España, menos es más. El secretario general del PSOE y candidato a la reelección como presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; el presidente del PP y candidato a la Presidencia del Ejecutivo nacional, Pablo Casado, y el candidato de Más País, Íñigo Errejón, abrieron en Sevilla la campaña por las elecciones generales del 10 de noviembre, mientras que el líder de Ciudadanos y candidato a la Presidencia, Albert Rivera, lo hizo en Cádiz. Coincidió en la capital gaditana con la líder andaluza de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, que participó en el acto de inicio de campaña electoral en Andalucía junto a los candidatos de Unidas Podemos por la provincia. El candidato del PSOE a la reelección también abrió la campaña de los comicios de abril en la provincia de Sevilla, concretamente en la localidad de Dos Hermanas, cuyo alcalde, Toscano, fue clave en la «resurrección» de Sánchez. Ayer, curiosamente, en Pino Montano no se vieron banderas andaluzas.

Electoralmente, Andalucía ha supuesto históricamente el granero de votos de los socialistas. Cataluña era el segundo. En vista de la situación territorial, los partidos apuestan todas las cartas a Andalucía para compensar la probable debacle catalana con el auge de los partidos nacionalistas, que se da por seguro tras los últimos acontecimientos y la reacción de la calle.

Por otro lado, Andalucía supone el ensayo de lo que se ha denominado «el Gobierno del cambio», esto es, PP y Cs más el apoyo parlamentario de Vox. Hasta ahora, Andalucía se ha mostrado como el territorio con más apoyos para el partido de Abascal, con 400.000 votos en las autonómicas, que se tradujeron en 12 diputados vitales para sacar adelante los proyectos como el de los Presupuestos, y 600.000 en las últimas generales. Van para once meses de Gobierno de Juanma Moreno, las iniciativas de la Junta empiezan a ser medibles y el electorado puede premiar o no la fórmula andaluza. De hecho, la situación andaluza es usada por los dos frentes como ejemplo y contraejemplo. Pedro Sánchez avisa de que «viene el lobo» como pasó en Andalucía para ahuyentar la confianza y PP, Cs y Vox se ponen como paradigma de que las cosas pueden cambiar y, más allá, con el cambio se mantienen los servicios sociales y el Estado del bienestar.

La abstención derrotó a Susana Díaz y el desgaste por los 37 años de gobiernos socialistas, unido a la falta de simpatía por su persona por parte del electorado. En los servicios públicos se fue desangrando el llamado «régimen» socialista tras la crisis, de forma silenciosa hasta que estalló en protestas en las calles que la presidenta no supo interpretar. Adelantó las elecciones, confiada, y el PP se hizo con la Junta de Andalucía con su peor resultado desde Gabino Puche pero aupado por Ciudadanos y Vox. En el espejo roto de este adelanto electoral tiene Pedro Sánchez también dónde mirarse.

Se estrena estas elecciones el factor Más País, que puede restar votos a Podemos, cuyas disidencia es evidente en Andalucía tras no poder presentarse como pedía la dirección de Teresa Rodríguez como Adelante Andalucía, con grupo propio para la región. Algún desencantado con el PSOE tras el dilema catalán también podría dar su voto a los de Errejón, partido formado por disidentes de Podemos en la comunidad cuya valía fue desaprovechada tras una notable labor en el Parlamento, casos de Esperanza Gómez o Moreno Yagüe.

Ciudadanos, cuyo líder se presenta como «pato cojo» –en el argot norteamericano– arrancó la campaña en Cádiz, donde obtuvo buenos resultados en las pasadas generales. A pesar de formar Gobierno en Andalucía, no está siendo suficiente para frenar sangría de las encuestas. El líder de Vox no arrancó campaña en Andalucía pero en precampaña su presencia ha sido constante. El partido de Abascal llenó Fibes, en Sevilla, y plazas grandes como Granada. La presencia de Pablo Iglesias en el sur, por su parte, hasta ahora, ha sido testimonial, con un acto de precampaña en Jerez sin llegar siquiera a Cádiz, donde gobierna Kichi, crítico con la cúpula nacional.