Sevilla
Eslava Galán: «A veces vale la pena jugarse la vida por una mula y por ciertas cosas»
Juan Eslava Galán, escritor. Una película, sin director, recrea su famosa novela sobre la Guerra Civil
SEVILLA- La mula es un animal híbrido y estéril, un juego entre especies, una carambola genética hacia un callejón sin salida. Tras ver la película homónima y anónima basada en la novela de Juan Eslava Galán, la pregunta sobre qué animal representa mejor a España queda en el aire. ¿España es mula o vaquilla? Tampoco hay que devanarse los sesos, ya que ambas terminan mal.
–¿Merece la pena jugarse la vida por una mula?
–La verdad es que leyendo el libro y viendo la novela parece que sí. Hay que meterse en la mentalidad de alguien cuya única esperanza de futuro se basa en esa mula. Pues sí, a veces parece que vale la pena jugarse la vida por una mula y por ciertas cosas.
–Lo que sí es cierto es que esa mula ha dado para mucho.
–(Risas) Francamente, sí. Ha tenido, digamos, un camino lleno de obstáculos, pero como sabes son muy tozudas y salen adelante.
–¿Ha sido fácil la adaptación de la novela al guión cinematográfico?
–Pues ha sido la parte más fácil. Después de algunos titubeos, decidimos que el guión lo haríamos entre Michael Radfort y yo. Él lo haría en inglés y yo en español, así que él se vino a Sevilla y estuvimos trabajando en el guión siguiendo la novela, que es lo que él quería, plasmarla, y fue lo que hicimos. Modificamos algunas escenas de la novela, que lógicamente, había que hacerlo para trasladarlo del discurso cinematográfico al literario de manera adecuada.
–¿Por qué hay esa obsesión en el cine español por volver al tema de la Guerra Civil cada cierto tiempo?
–Creo que tal obsesión no existe. Si comparamos el cine español con el europeo o el norteamericano, pues queda claro que el cine americano vuelve siempre sobre aspectos históricos de su etapa como la Guerra de Secesión. Lo que hay que criticar es la manipulación política que a veces hacemos en el cine, esa dicotomía entre buenos y malos, más que plasmar una historia violenta. Se ha intentado en varias ocasiones contar lo que pasó hace setenta años para que influya en la política de ahora. «La Mula» está libre de ese pecado, porque uno de los problemas que tuvo fue una censura encubierta, ya que los nacionales no salieron como gente mala, que es lo habitual.
–Vamos que se ha querido hacer política desde la pantalla.
–Siempre se ha hecho así, exceptuando «La Vaquilla», de Berlanga. En la época de Franco, con ese cine heroico de cartón piedra, donde los rojos eran muy malos y los nacionales muy buenos, cambió con la llegada de la Democracia, en la que los falangistas y comunistas se trocan los papeles.
–¿Al final todos fueron iguales?
–Hay que partir del hecho de que lo que provocó la guerra fue un golpe de estado realizado por la derecha. Dejando eso a un lado, hubo de todo por las dos partes, como pasa en la vida.
–Lo que sí queda claro es que para la gente sencilla, entrar en el conflicto en un bando u otro estuvo marcado por el azar.
–Siempre hablamos de las dos Españas, que puede ser muy clarificador, pero hay que hablar ya de una tercera. Desde que se produce el golpe de estado, que sólo lo saben los golpistas, hasta que se produce una división de territorios ,pasan tres días y a la inmensa mayoría de la población le cogió por azar en una zona que no se ajustaba a su pensamiento político. La gente hizo la guerra donde le tocó, no por convicciones.
–La historia de «La Mula» es la de su propio padre en el conflicto. ¿Cómo conoció aquellos fascinantes hechos?
–A mi padre no le gustaba hablar mucho de la guerra, pero en alguna conversación familiar, de sobremesa, salió a la luz que él era el cabo acemilero de la compañía y que llevaba a su cargo una serie de mulas y que una, que se encontró en medio del campo, la unió al resto. Durante los meses finales de la guerra, él la cuidaba mucho para, al acabar todo, llevársela y utilizarla luego en el campo y poder sobrevivir. Su guerra fue salvarla y al final no se la pudo llevar.
–Lo que sí es inventado es el romance con la falangista. Eso no se lo contó su padre.
–(Risas) No, eso no me lo contó y ha habido cosas que no se han metido de la novela.
–¿España es más vaquilla o mula?
–Pues la verdad es que reflejan a la gente sencilla que se metió en la guerra sin comerlo ni beberlo, que es el mejor punto de vista del conflicto.
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