Andalucía

Gurs

Soldados americanos a punto de desembarcar en Normandía / Foto: La Razón
Soldados americanos a punto de desembarcar en Normandía / Foto: La Razónlarazon

Hace tres cuartos de siglo, tal día como hoy, una población enfebrecida celebraba la primera «nuit parisienne» en más de cuatro años sin soldados de las SS en la ciudad. La capital francesa acababa de ser liberada por el ejército de Einsenhower que había desembarcado a principios de junio en Normandía y el general estadounidense, generoso, ordenó que los primeros aliados que la pisasen fuesen los tanquistas de los desvencijados acorazados de la División Leclerc, abigarrada tropa de legionarios gaullistas que habían resistido en África y atacado con heroica furia para romper el frente de Montecasino antes de combatir en suelo patrio. En la vanguardia, iban soldados españoles, veteranos de la Guerra Civil enrolados como fuerza mercenaria extranjera para salvar el pellejo. (...) Cerca de Peyrehorade, donde se unen los dos grandes «gaves» pirenaicos antes de desaguar en el Adour, se yergue un bosque fastuoso donde no hace demasiado tiempo hubo un campo de concentración. Allí debían ser alojados durante un verano, el de 1939, los refugiados republicanos que huían del postrero avance del ejército nacional. El 1 de septiembre, Hitler invadió Polonia y las democracias occidentales cayeron como fichas de dominó por el empuje de la blitzkrieg. Los refugiados de Gurs se convirtieron en prisioneros del régimen títere de Vichy y enseguida recibieron la compañía de gitanos, resistentes y, sobre todo, judíos en tránsito hacia las cámaras de gas de Buchenwald o Treblinka. Un número indeterminado de combatientes, ayudado por las redes de la resistencia local –básicamente tributaria de una extraña coalición entre comunistas y clérigos– consiguió salir de allí para unirse al (pequeño) ejército de la Francia Libre. ¿Alguno de ellos desfiló sobre París en 1944? Ni idea. Pero me gusta creer que sí.