Junta de Andalucía

La administración paralela y el desarrollo del estado autonómico

La administración paralela y el desarrollo del estado autonómico
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El barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ofrece información muy interesante más allá de la encuesta de intención de voto. Por ejemplo, el trabajo conocido esta semana señala que «no tocar el Estado autonómico» y dejarlo como está es la opción preferida de los votantes de los cuatro grandes partidos que se disputan el liderazgo político del país. Este planteamiento es defendido por el 37,1% de los españoles. La segunda respuesta mayoritaria entre los encuestados consiste en desandar el camino y construir un sistema territorial con más respaldo a nivel nacional, es decir, un Estado con un único Gobierno central, sin autonomías, que apoya el 19,5% de los encuestados. Huelga decir que ésta es la segunda opción preferida entre los votantes del PP (34,5%) y de Ciudadanos (32,2%). Resulta llamativo que la posibilidad de dotar con más autogobierno a las autonomías sólo es una posibilidad avalada por el 12,4% de los españoles, prácticamente el mismo porcentaje que defiende la autodeterminación (un 10,4 por ciento). ¿Cuál es la causa de que los españoles no quieran más poder para las comunidades autónomas? Los Gobiernos regionales han facilitado el desarrollo de sus territorios pero también han contribuido, por ejemplo, a sobredimensionar las administraciones. Esta semana, una fundación de la Junta –la Faffe– ha sido noticia por el presunto gasto de fondos públicos en un prostíbulo. El ex consejero de Empleo José Antonio Viera explicó en la comisión parlamentaria de los cursos de formación del Parlamento cómo se creó:

«Respecto de cómo nace la Faffe, usted conocerá que antes del traspaso de las políticas activas de empleo, la formación profesional ocupacional, o también conocida como formación profesional para el empleo, era una estructura que estaba dependiente del Ministerio de Trabajo, pero muy vinculada también a los sindi­catos mayoritarios, en este caso a Comisiones Obreras y a UGT, cuando se produce todo el proceso de tras­ paso tenemos, como es lógico, la obligación de asumir también esta responsabilidad. La Junta de Andalucía llevaba ya algunos años en los que estaba desarrollando también instrumentos com­plementarios de la propia estructura orgánica de las consejerías para que hubiera una mayor capacidad ope­rativa y de eficacia a la hora de llevar a cabo sus objetivos. Y así es como nace la Faffe, teniendo presente, además, que la constitución de la fundación o de las fundaciones tenía un rasgo transversal para todas las consejerías. Es decir, no era algo, en concreto, de esta consejería, sino la Consejería de Salud tenía una funda­ción, la Consejería de Agricultura tenía fundación, es decir, la mayoría de las consejerías tenían una fundación ...», detalló.

La explicación de Viera ilustra muy bien cómo han crecido las estructuras de los gobiernos autonómicos según iban asumiendo competencias transferidas del Estado. A ello, hay que sumar –en este caso concreto, el de la Faffe– las irregularidades investigadas o el enchufismo, motivo que afecta de manera directa al concepto de gestión que los ciudadanos acaban teniendo de los gobiernos autonómicos. En la Faffe, el director tenía a su disposición una tarjeta de crédito y tenía contratados a su hermano, a su mujer, a hermana de ésta y a un sobrino. Es sólo un ejemplo –como el de la Fundación Andalucía Emprende–, pero esto no hay encuesta del CIS que lo resista.