La Junta convierte a Sánchez Gordillo en símbolo el 28F de la división en la calle

El ex presidente del Gobierno, Felipe González, defendió ayer, víspera del Día de Andalucía, que la comunidad «debería seguir siendo un punto de equilibrio» en el modelo territorial de España «tanto por su peso demográfico como por su historia y su vocación».

El ex presidente del Gobierno, Felipe González, defendió ayer, víspera del Día de Andalucía, que la comunidad «debería seguir siendo un punto de equilibrio» en el modelo territorial de España «tanto por su peso demográfico como por su historia y su vocación». Aunque, si algo caracterizará a este 28F es el desequilibrio y los desencuentros, formales y de contenido.

Un ejemplo. El presidente de la Junta, José Antonio Griñán, mantuvo en agosto, al calor de la oleada mediática de acciones del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), que si el diputado de IULV-CA, Juan Manuel Sánchez Gordillo, se manifestaba «contra la participación» de su coalición en el Gobierno andaluz, él lo hacía «contra la barbaridad» de que el también alcalde de Marinaleda «asaltara supermercados». Meses más tarde, su Ejecutivo ha promovido que en el parque sevillano del Alamillo, gestionado por la Consejería de Fomento y Vivienda, conmemore la festividad regional con actividades para destacar la labor del movimiento jornalero y el papel de la mujer andaluza. Entre ellas, la proyección del documental «Marinaleda: una lucha continua», sobre la vida en el municipio regido por Gordillo, un desfile de moda flamenca o un recital de copla.

Según informó el departamento de Elena Cortés (IU), la emisión del trabajo del periodista Miguel Ángel Vázquez se llevará a cabo el domingo 3 y contará con la presencia del propio diputado. Asistencia que su círculo cuestiona. De hecho, su estado de salud le impidió acudir ayer al escaño que ocupa en el Parlamento.

Tras el documental, está previsto un seminario sobre la autonomía titulado «Del 4D al 28F», que, según la Consejería, contará con la participación de los dirigentes del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), Diego Cañamero y Mari García. Sin embargo, preguntado por este asunto, Cañamero aseguró a LA RAZÓN «no tener ni idea del acto ni de quién lo organiza». Es más, quiso dejar claro que su celebración del Día de Andalucía pasará por «asistir a la manifestación» convocada hoy en Sevilla por Bloque Crítico. Palabras que aglutinan a movimientos como el 15M, el 25S, sindicatos como el SAT o Ustea y otros 46 colectivos que protestarán «contra los recortes, vengan de dónde vengan». Critican la acción del Gobierno central, pero también la del regional, ante una «situación de emergencia social».

Esta marcha partirá a las 11:00 horas del Prado de San Sebastián y terminará ante el Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta, después de dejar atrás el Teatro de la Maestranza, donde Griñán asistirá a la entrega de las Medallas de Andalucía.

«Por el camino, es posible que haya alguna sorpresa», lanza Cañamero, rememorando las andanzas veraniegas del SAT. Y concluye marcando distancias con la segunda manifestación anunciada en la capital hispalense: «La de la oficialidad, la de los partidos y los sindicatos oficiales», remarca. Alude a las marchas organizadas por la plataforma Compromiso Social para el Progreso de Andalucía en las ocho capitales de provincia en defensa del «autogobierno», la «autonomía» y el «modelo social» del Estatuto. La cuestión es, según aseveran, que este año el 28F «tenga un carácter reivindicativo y de unidad en defensa de nuestra autonomía y de lo que ella significa», por lo que solicitaron apoyo ciudadano. Contaban ya con el «sí» de sindicatos como CC OO o UGT y partidos que han llamado a la movilización y a la rebeldía como IU –los consejeros del Ejecutivo andaluz incluidos– y el PSOE –con representantes como el «número dos» de la formación, Mario Jiménez, y el portavoz parlamentario, Francisco Álvarez de la Chica–. Ambas formaciones se aliaron ayer para que el pleno de la Cámara regional rechazara una iniciativa del PP-A en la que se pedía reprobar al Consejo de Gobierno por los «claros incumplimientos» del texto estatutario en 30 años. Los populares no sacarán el bate niquelado de pancarta. Apelan al «espíritu de unidad».