Andalucía

La Línea, ciudad autónoma de Franco

Si el Brexit va a ser irrefrenable, al menos que saquemos algo, exhortó el alcalde. El municipio, que soporta una de las tasas de paro más altas de España, quiere ser como Ceuta y Melilla

El alcalde de La Línea de la Concepción, Juan Franco / Foto: Efe
El alcalde de La Línea de la Concepción, Juan Franco / Foto: Efelarazon

Si el Brexit va a ser irrefrenable, al menos que saquemos algo, exhortó el alcalde. El municipio, que soporta una de las tasas de paro más altas de España, quiere ser como Ceuta y Melilla

Se tuvo que ir Pedro Sánchez hasta Nueva York, Falcon mediante, para que le escucháramos una declaración de los efectos que el Brexit va a tener en el Campo de Gibraltar. Fue durante su discurso ante la Asamblea General de la ONU donde conminó –no sabemos a quién, a su Gobierno no parece– a trabajar «por el desarrollo de un área de prosperidad que abarque todo el espacio de Gibraltar y también del Campo de Gibraltar y contribuya a lograr la convergencia social y económica para toda la zona». Nadería. No estaría mal que escuchara –si Iván Redondo lo deja, claro– los desvelos de la población campogribraltareña y muy especialmente de los vecinos de La Línea de la Concepción. También Moreno Bonilla –llamadme Juanma– ha estado esta semana en Bruselas para alertar de las consecuencias nefastas que el divorcio caótico de Europa y Reino Unido puede suponer para Andalucía. Concreciones ni una, nos temíamos.

Y mientras unos van y otros vienen... la vida es eso que sucede frente a una piedra por la que llevamos ya peleando tres siglos y donde hasta el 31 de octubre, fecha límite para que el Reino Unido abandone Europa de forma no negociada, todo son incertidumbres. Juan Franco, el singularísimo alcalde de La Línea de la Concepción, funcionario clase A, poseedor de tres carreras, un gusto desbocado por los selfies y una de las más holgadas mayorías absolutas de toda España, se deja de palabrería y lo resume en dos: está «expectante y preocupado». No puede decirse del Ayuntamiento de La Línea que no haya hecho sus deberes y que desde un principio no haya alertado de la que se viene encima si el Brexit implica una frontera rígida entre Gibraltar y La Línea. Sobran datos –e historia reciente– para trazar las estrechísimas relaciones entre ambos territorios. A los pocos meses de celebrarse el infausto referéndum, su equipo publicó un estudio que arrojaba cifras que por sí solas debieran haber hecho reaccionar de manera inmediata al Gobierno central, entonces del PP, y al de la Junta de Andalucía, entonces del PSOE. Pero ninguno lo hizo. Andaban, ya sabemos, enzarzados en el «¡y tú más!» Y ante un problema como el del Brexit no cabe el tancredismo sino la responsabilidad.

En el estudio del que hablamos –que coordinó Mario Fernández, el teniente de alcalde, sí, ese que ahora es Vicepresidente de la Diputación de Cádiz: sí. ése que salió en Se llama Copla– se subraya que Gibraltar tiene un impacto sobre la economía de la comarca de 586.903.000 libras, unos 695.000.000 euros anuales, ahí es nada, que se traduce en que La Línea vive fundamentalmente de las relaciones comerciales con el Peñón, de la riqueza que genera los trabajadores transfronterizos y del sector servicios que demandan los llanitos. En La Línea, yerma como está de iniciativas, impulso empresarial e industrias, faltan inversores porque, claro, puestos a abrir una empresa mejor hacerlo con el régimen fiscal del Peñón. Y si no hay inversores, las arcas del Ayuntamiento no es que estén tiesas, es que están fritas. ¿Resultado o consecuencia? que tanto monta monta tanto, tenemos ante nosotros una ciudad que soporta, con un 29,5 por ciento, la mayor tasa de paro de toda la provincia de Cádiz y una de las más altas de España; y con ello una economía sumergida vinculada al narcotráfico por la que La Línea aparece a diario en los informativos como si emitieran en bucle una película de Enrique Urbizu. Fue el pasado otoño cuando abrió el debate de que La Línea fuera Ciudad Autónoma a semejanza de Ceuta y Melilla. En palabras de Franco, «es la forma más viable para la reivindicación histórica de singularidad que tiene esta ciudad, un régimen especial con competencias propias». Cuando se lanzó, apenas tuvo resonancia fuera de la comarca pero, debido a la inacción de las administraciones para atajar las consecuencias del Brexit, Franco enarboló esta propuesta durante la campaña 26 de mayo.

No se equivoquen: ni es un invento ni es fruto de un levantazo tan propio de este rincón al sur del Sur. Pese al nombre, Franco no se define de derechas pero tampoco de izquierdas, «es de la gente y de su pueblo», escuchamos elogiar a sus simpatizantes- así que él no se deja llevar por las cuestiones identitarias sino por las cosas de comé. Si el Brexit ya es irrefrenable al menos saquemos algo, le dijo a su gente. Por eso si La Línea se independiza de Andalucía reclama una Carta Económica Especial, que la frontera se agilice y se coloque a la altura de San Roque, un régimen fiscal ventajoso, más turismo y más centros de formación. Todo esto lo ha resumido en una frase más sencilla para que le entiendan sus vecinos: «La Línea con 70.000 habitantes tiene 48 millones de presupuesto y Ceuta con 80.000 tiene 300 millones al ser ciudad autónoma».

Desde el Palacio de San Telmo, el plenipotenciario Elías Bendodo ya le ha dicho a Franco que apoyo el que quiera –de momento un plan de 112 medidas y 4 millones en el presupuesto 2020, mísera envuelta en relato– pero que de independencia ni hablar. Sánchez ni opina ni contesta, se hace fotos. Pero Franco sigue a lo suyo... ya sabemos lo obstinados que son los que ostentan tal apellido. Veremos.