Córdoba

La piel renacentista de la mezquita

El Cabildo Catedral de Córdoba recupera en seis meses la Puerta de Santa Catalina, una de las entradas más antiguas al templo diseñada en el siglo XVI por Hernán Ruiz II

Aspecto que presenta ahora la Puerta de Santa Catalina de la Mezquita-Catedral de Córdoba tras la restauración
Aspecto que presenta ahora la Puerta de Santa Catalina de la Mezquita-Catedral de Córdoba tras la restauraciónlarazon

La Puerta de Santa Catalina, la segunda más importante de la Mezquita-Catedral de Córdoba, quedó ayer abierta al público tras un proceso de restauración en el que se han invertido unos 125.000 euros y en el que se ha trabajado durante cinco meses. Se trata de una de las entradas al Patio de los Naranjos y a la Mezquita-Catedral más antiguas, cuyo título queda documentado en 1268, y que hace referencia a la cercana iglesia de Santa Catalina, posteriormente conocida como Santa Clara.

En origen, la de Santa Catalina era una entrada destinada a las manifestaciones religiosas y litúrgicas, como las procesiones, una actividad que llevó a la diócesis cordobesa a acometer una reforma en la puerta a mediados del Siglo XVI, diseñada por Hernán Ruiz II. Ésta no fue la última intervención, aunque sí la que definió el estilo de una puerta que destaca por su sobrio estilo renacentista, por sus dos columnas y por su mural cuyas pinturas representan a Santa Catalina, San Acisclo y Santa Victoria, probablemente el elemento más dañado de la entrada.

Fue en 2012 cuando el Cabildo Catedralicio solicitó autorización para la realización de estudios preliminares previos, dado el avanzado estado de deterioro que sufría la entrada y que ponía en peligro la conservación de los elementos arquitectónicos y decorativos de la puerta, especialmente en lo referente a la pintura mural que corona el conjunto.

En estos estudios previos se llevaron a cabo trabajos de documentación para elaborar un estudio histórico de la puerta y la toma de datos mediante un escáner láser de la misma, lo que permitió elaborar un mapa de los daños, así como catas físicas y químicas con las que se comprobaron los ataques biológicos contaminantes. Una vez concluidos los trabajos previos, la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico dio luz verde al proyecto de restauración, que comenzaron en abril.

La directora de los trabajos, Anabel Barrena, explicó que la parte más dura del trabajo ha sido eliminar las manchas negras que existían de humedad y recuperar la pintura mural que hay en la puerta, y que es un siglo posterior. En esta tarea el equipo formado por seis restauradoras se reforzó, por lo que se tuvieron que cerrar todas las «lagunas» que se fueron encontrando para proceder a la recuperación exhaustiva del mural, una pintura barroca incrustada en un marco renacentista. Estas pinturas se atribuyen a Antonio del Castillo, ya que existe documentación de trabajos similares en la Puerta del Perdón.

Como dato curioso, se ha instalado un sistema «antipalomas» para que estas aves no sigan deteriorando el conjunto, que ahora luce con nuevos brillos tras las restauración.