Elecciones andaluzas

Las encuestas del PSOE-A le sitúan a cinco escaños de la mayoría absoluta

Susana Díaz asistió ayer al último Pleno de la legislatura en el Parlamento andaluz ante la mirada de Diego Valderas
Susana Díaz asistió ayer al último Pleno de la legislatura en el Parlamento andaluz ante la mirada de Diego Valderaslarazon

Optimismo moderado en el PSOE-A. Ningún gobernante propicia un adelanto electoral para debilitarse, aunque la historia reciente ha brindado ejemplos de memorables patinazos como los de Artur Mas o Jacques Chirac.

Optimismo moderado en el PSOE-A. Ningún gobernante propicia un adelanto electoral para debilitarse, aunque la historia reciente ha brindado ejemplos de memorables patinazos como los de Artur Mas o Jacques Chirac. Sin embargo, Susana Díaz ha puesto fin prematuro a la novena legislatura de la Comunidad Autónoma Andaluza con la (casi) seguridad de resultar vencedora en los comicios del 22 de marzo. La siempre inquietante presencia del adverbio se debe a que ningún ejercicio demoscópico, por rotundo que sea, es del todo fiable. Optimismo, por tanto, en el PSOE-A porque, según proclaman desde la sede del partido, «todos los expertos intentan calcular por cuánto margen ganaremos, no quién ganará». Y moderado, porque «la confianza excesiva es la madre de todos los fiascos electorales».

Todos los políticos en campaña se aferran para enardecer a los fieles a las célebres, y casi siempre mendaces, encuestas internas. Díaz anunció ayer su objetivo de lograr «la mayoría absoluta», un grial que hasta los sondeos más optimistas descartan. Sí manejan los socialistas datos que los acercarían a esos 55 escaños que les permitirían gobernar en solitario. Hace tres años, el PSOE se quedó en 47 diputados a pesar de una sangría de 600.000 votos y diez puntos con respecto a las autonómicas de 2008. «Considerando que ése es el suelo del partido en Andalucía, bastaría recuperar un parlamentario por provincia para llegar a los 55 pero ese escenario es irreal porque habrá cuatro o cinco fuerzas representadas en lugar de tres y porque la tendencia del voto sumado del bipartidismo tradicional es a la baja. En el mejor de los casos, estaremos en torno a los cincuenta escaños», se asegura en un organismo dependiente de la Junta. Los mismos con los que Javier Arenas, ganador minoritario en 2012, enterró definitivamente sus aspiraciones de alternancia.

En cualquier caso, las expectativas del PSOE-A se verían colmadas «con una victoria aunque fuese por un voto». Según una fuente del partido, «ganar la primera de las cuatro elecciones previstas para 2015 rompería una dinámica negativa bastante prolongada en el tiempo. En clave interna, el triunfo le dará a Susana Díaz una gran legitimidad si decidiese dar la batalla de las primarias porque los resultados de las municipales y de las catalanas se anuncian catastróficos». Los socialistas dominan el mapa electoral andaluz, pues no en vano sólo ellos han gobernado en la Junta desde su creación. Un miembro de segundo rango del Gobierno regional recuerda que «hace tres años, se daba por segura la mayoría absoluta de Arenas porque el arrastre de las generales, debido a la herencia de Zapatero, era terrible. Pero el PP no calculó bien que el incremento de la abstención en las grandes ciudades le daría más peso a las localidades medianas, las que tienen entre 30.000 y 60.000 habitantes. Hay muchas poblaciones de ese tamaño en Andalucía y son las que decantan las elecciones».

Es cierto, ¿cómo se explica que los populares gobiernen con mayoría absoluta en las ocho capitales de provincia y no vislumbren ni de lejos la fachada churrigueresca del palacio de San Telmo? Por eso la campaña electoral de Susana Díaz incidirá especialmente en esas ciudades donde el PP flaquea, Izquierda Unida es irrelevante porque su base radica en la Andalucía rural «y Podemos ni está ni se le espera». La irrupción del partido emergente no es tan temida en las filas del PSOE-A como entre sus compañeros del federal «porque ya les está costando tener una estructura en los núcleos urbanos, así que seguro que tendrán muchas dificultades en los pueblos». La bajada de los populares, a la que contribuirá el escaso nivel de conocimiento de su candidato, no se convertirá en el desplome anunciado. «Tienen un suelo muy sólido de en torno al treinta por ciento».