Los Rondeles, divino (y pagano) tesoro

Casarabonela (Málaga), fuego encendido en la puerta de la ermita, en la plaza de la Veracruz; los rondeleros esperando para salir, con los trajes típicos (los chalecos, la camisa blanca, los pantalones de pana), recordando a los antiguos aceituneros. La fiesta, en origen, también es para dar gracias por la cosecha de aceituna. Nervios en el ambiente. Primero se bendice el fuego, labor reservada al párroco. Después, el presidente de la Asocación de Los Rondeles, Miguel Florido, pronuncia unas palabras. Cada año, acude una persona con un vínculo especial con la asociación, que también dice unas palabras. A partir de ahí, la quema de los rondeles, los capachos de esparto con el primer aceite de la cosecha usados para molturar la aceituna, y acompañar a la Virgen, al coro del himno de Andalucía por villancicos, iluminada por estelas de ascuas y arropada por los vecinos del pueblo.

La Fiesta de los Rondeles, declarada de Interés Turístico Nacional de Andalucía en 2001, se celebra cada 12 de diciembre en una estampa pastoral preludio de la Navidad. El día de Santa Lucía, «el día que se acortan las noches y se alargan los días».

La principal hipótesis baraja que la fiesta nació en 1.582, cuando el Papa Gregorio XIII realiza la reforma gregoriana. Los desajustes del calendario juliano con el ciclo solar eran de 11 días no computados, haciendo que la Navidad pasase del 12 al 23 por la noche. El arraigo histórico de esta fiesta en Casarabonela ha hecho que sus habitantes la mantengan viva, de la mano de la Asociación de Amigos de Los Rondeles. Antropológicamente, Los Rondeles es una fiesta de Navidad en presencia de la Virgen. La Virgen de Los Rondeles. El fuego ritual se mantiene durante toda la noche. Las pastorales, los dulces típicos, el ambiente, las canciones... La eterna voluntad del hombre de prolongar la luz del día está presente.

El Ayuntamiento de Casarabonela completa la oferta como valor turístico con diferentes mercados de artesanía, recorridos culturales por el municipio, teatro, talleres de títeres, ruta gastronómica hasta por las casas de los vecinos... Una Navidad especial, con elementos religiosos y paganos, cuasimágica y por adelantado. El paraíso perdido de la niñez recuperado.