Literatura

Andalucía

«Mañana tendremos otros nombres»: cuando el amor se atasca en el presente

Patricio Pron se atreve con una novela de amor sobre una pareja invadida por la precariedad de la sociedad actual

Patricio Pron, autor de “Mañana tendremos otros nombres” / Foto: Manuel Olmedo
Patricio Pron, autor de “Mañana tendremos otros nombres” / Foto: Manuel Olmedolarazon

Patricio Pron se atreve con una novela de amor sobre una pareja invadida por la precariedad de la sociedad actual

El nombre de Patricio Pron figura como autor en seis libros de relatos y seis novelas. Sentía, sin embargo, que su producción debía afrontar lo que denomina un «ochomil literario». Con ese cometido se embarcó en escribir una novela de amor, el tema universal al que, dice, «tienes que enfrentarte alguna vez si quieres demostrar y demostrarte que eres un escritor de relevancia». «Para mí escribir acerca de la experiencia amorosa es ya un desafío por sí mismo. La novela de amor supone un gran esfuerzo, en particular a autores como yo que tendemos a ser inquisitivos cerebrales, incluso fríos», admite. Y de ahondar en el pasado en anteriores trabajos saltó al hoy con unos personajes que viven al día «porque inmersos como están en las incertidumbres del presente, el futuro les resulta inimaginable».

El escritor argentino ideó una pareja y comenzó rompiéndola tras cinco años de relación para diseccionar el funcionamiento de un amor que se aleja de la convención clásica. «Es la novela más esperanza que he escrito porque creo que los personajes van a estar bien», asegura durante su parada en Sevilla dentro de una gira que ha recalado por Latinoamérica como ganador del Premio Alfaguara de Novela. Pron sintió la necesidad de contar una historia que tuviera un «asidero en el presente» y dirigió su mirada a esa nueva forma de relacionarse sentimentalmente a través de aplicaciones móviles. El escritor atisbó la necesidad de abordar las relaciones amorosas en la «era Tinder». La popular aplicación para ligar es un escaparate de fotos en el que las personas adquieren la categoría de «mercancía» –resume– y cada usuario puede indicar si alguien le gusta o no. Si dos usuarios coinciden en un sí, el «match» está hecho y puede comenzar el flirteo. Si no, bastará un dedod para eliminar a esa persona de nuestras vidas.

Acostumbrado a documentarse profusamente antes de escribir sus libros, en esta ocasión Pron investigó conforme avanzaba en la escritura. La tarea no se limitó a trasladar las experiencias narradas por sus conocidos y él mismo se convirtió en uno de los «productos» que la aplicación mostraba a posibles ligues. «Fue un fracaso», dice sin dar más detalles. Pron está seguro de que las formas de relacionarse han cambiado y pone como ejemplo una experiencia cercana: «Ahora como gran prueba de amor se pasan su nombre en Instagram, a menudo no saben el apellido de la otra persona –después de haberse acostado juntos–pero le dan su dirección digital –dice con sorna–. Muchas veces lo que encuentran allí es frustrante. La vida real no admite filtros».

Esa facilidad aparente para contactar con otros provoca que la oferta sea tan amplia «que sería tonto quedarse con una sola». La consecuencia es que nos vemos obligados a tomar decisiones constantemente. «Este es un mejor momento para vivir que hace 50 años y el hecho de poder elegir. Me crié bajo la dictadura en Argentina y quien lo hizo sabe que por abrumadora que sea la decisión, poder hacerlo siempre es mejor que no poder. Una vida sin elecciones es más segura pero también más pobre», expone a modo de resumen sobre aspectos positivos que ha traído la tecnología aplicada a las relaciones de pareja. «La precariedad y el miedo tienen que ver con la forma en que conseguimos las relaciones amorosas –mantiene–. Se está reformulando la noción de identidad pero se produce aceleradamente, no de una generación a otra».

Y prosigue: «Esta novela, en contra de lo que la novela contemporánea venía diciendo hace tiempo, muestra que nuestras parejas no suponen un refugio, si no el lugar donde se ponen de manifiesto los condicionantes del mundo actual». Y así, la difusa línea entre el hogar y lo demás se disipa: «Los personajes descubren que no hay una distinción tajante entre la vida privada y la publica porque los condicionantes políticos y económicos afectan a su vida».