Mujeres ejemplares

Hay un creciente número de directoras que siguen los pasos que emprendió Josefina Molina cuando apenas dirigían mujeres

Hoy puede ser una estupenda ocasión para ver alguna de las interesantes películas dirigidas por mujeres que hay en los cines andaluces. La mejor de todas ellas, y tal vez también de toda la cartelera, es la excelente «Cafarnaúm», en la que su directora, la libanesa Nadine Labaki, narra la desoladora historia de supervivencia de un niño en un contexto de suma pobreza e ilimitada miseria. Magnífico ejemplo de neorrealismo, en la película también se aborda el asunto de los inmigrantes sin documentación y, más tangencialmente, el de los refugiados sirios. Las sucias calles de un barrio marginal libanés son sustituidas por limpias moquetas de bufetes de abogados y tribunales en «Una cuestión de género», de Mimi Leder, para mostrar el tesón de una mujer en su reivindicación de la igualdad y por la derogación de las numerosas leyes que establecían una injusta discriminación entre hombres y mujeres.

Entre los libros, editados recientemente y escritos por mujeres, destaca «Manhattan beach», de la ganadora del premio Pulitzer en 2011, Jennifer Egan, que ambienta su historia en la Nueva York de la II Guerra Mundial. La alta sociedad de esta metrópolis bien podría ser el escenario de los divertidos personajes del estupendo cómic «Divas de diván», de Laura y Carmen Pacheco, que retratan con una mezcla de ternura e ironía la frivolidad de sus protagonistas femeninas. Ana Penyas, Premio Nacional del cómic el año pasado por «Todas estamos bien», dedica en éste un emotivo homenaje a sus dos abuelas, a las que retrata en su cotidianidad. La joven pintora andaluza Virginia Bersabé mantiene asimismo un estrecho vínculo afectivo con su abuela, que fue su primera modelo. Tras esta grata experiencia decidió extender su mirada artística a la mujer mayor, consagrando su obra a este sector de la población tan ausente en la pintura contemporánea. Becada por la Fundación Antonio Gala, ha disfrutado de residencias artísticas en la India y en la actualidad comparte su residencia entre su Écija (Sevilla) y París. En esta ciudad y en el resto del país cosechó un gran éxito «Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!», película en la que la productora sevillana Marta Velasco trabajó como directora de producción. Éste es uno de los muchos títulos que forman parte de la filmografía de esta emprendedora que en la Muestra de cine inédito de Jaén recibió ayer el Premio Josefina Molina de la Asociación de Escritoras y Escritores Cinematográficos de Andalucía, Asecan. Su primer gran contacto con el cine tuvo lugar en Oxford (Reino Unido), donde un revelador encuentro con un importante productor le hizo enfocar sus pasos hacia esta profesión. Años después creó la compañía Áralan Films junto al cineasta Gonzalo Bendala y desde entonces han participado en destacadas películas, como «Quién te cantará» o «Intemperie», el regreso de Benito Zambrano al cine, seis años después de «La voz dormida». Entre sus próximos proyectos figuran «La maniobra de la tortuga» y «Lucidez», que serán dirigidos por los andaluces Juan Miguel del Castillo y Gonzalo Bendala, respectivamente.

Marta Velasco pertenece a una generación en la que brillan otras notables productoras, como Agus Jiménez, Teresa Segura, Sara Santaella, Pilar Crespo, Sensi Nuevo y Sara Fijo, las directoras de producción Manuela Ocón, Verónica Díaz, Sandra Rodríguez, Ara Carrero y María Cancio, así como las gestoras Piluca Querol, al frente de la Andalucía Film Commission y May Silva, directora de la Fundación AVA. A estos nombres hay que sumar el creciente número de directoras, como Celia Rico Clavellino, autora de la excelente «Viaje al cuarto de una madre», un prodigio de exquisita sobriedad; Marta Díaz, que aportó una nueva mirada a la comedia en «Mi querida cofradía»; Carmen Blanco, responsable de una sencilla película, «Los amores cobardes»; y Laura Alvea, codirectora, junto a José Francisco Ortuño, de esa original apuesta por el suspense y homenaje al terror titulada «Ánimas». Ellas, a las que pronto se unirán Rocío Mesa y Macarena Astorga, siguen los pasos que emprendió Josefina Molina cuando no había directoras, a excepción de Ana Mariscal, y que después continuaron Pilar Távora y Chus Gutiérrez. Además de estas cineastas, en la videocreación sobresale María Cañas y en el documental destacan Mercedes Moncada, Paola García Costas, Laura Hojman, Vanesa Benítez, Remedios Malvárez, Nocem Collado, Pilar Monsell y Pepa Álvarez, entre otras.

Siempre tras las cámaras, también contribuyen a que el cine andaluz tenga un excelente nivel del que presumir Rocío Huertas, Amparo Martínez, Mercedes Cantero, Ana Álvarez Ossorio, Fátima de los Santos, Ana Graciani, Carmen Pombero, Fany de la Chica, Ana María Ruiz, Diana Sagrista, Mercedes Martínez del Río, Dina Harovic, Elisa Moreno, Rocío Huertas, Inés Nofuentes, Irene Hens, Isa Sánchez, Lala Obrero, Vanesa de la Haza, Oliva Acosta, Zaira Mesa, Esther Vaquero, Julia Oliva, Mercedes Hoyos, Yolanda Piña, Anabel Beato, Mamen Peinado, Marina Barneto, Paloma Peñarrubia, Paz Jiménez, Beatriz Mateos, Rocío Huertas, Marta Alamillo, Paz Cadaval, Sonsoles Cifuentes, Melina Frías, Carolina Marcos, Miriam Lacruz, Silvia López Beltrán, Patricia Sánchez Sousa, Irene Díaz, Magu Lastra y Reyes González. Como se suele decir, no están todas las que son pero sí son todas las que están. Muchas de ellas pertenecen a la Asociación Andaluza de Mujeres de los Medios Audiovisuales, Aamma, entidad creada para reivindicar una mayor visibilidad de la mujer en este sector y que preside la cineasta Ana Rosa Diego, otro importante referente.

En cuanto a los festivales de cine, sobresale la labor de Mane Cisneros, Loles Peña y Belén Anguas, al frente del dedicado al cine africano, Cine Joven de Almería y Pilas en corto, respectivamente, así como María Luisa Oliveira, Gele Fernández Mon-taño y María Clauss, responsables del WofestHuelva, que comenzó ayer su cuarta edición.