Déficit autonómico

Ni trabajo ni dinero para averías

La Razón
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Una furgoneta sustituyendo a una ambulancia averiada; policías cumpliendo con su deber en taxi; o talleres de formación de empleo «caducados» a la espera de que se aclaren las competencias. Es la radiografía del agosto de interinidad que vive la Junta de Andalucía. Mientras Griñán apura sus últimos días como presidente de vacaciones se evidencia la creciente complicación económica que deberá soportar la comunidad en los meses venideros. No se trata ya de grandes cifras macroeconómicas ni de recortes –brutales– en sanidad, educación o inversiones en infraestructuras, sino de que la Junta no pueda asumir ni el mantenimiento de su flota de vehículos esenciales para el Estado del Bienestar, arrinconados ante cualquier avería.

El Gobierno, que destina casi el 80 por ciento de su Presupuesto a gasto corriente, tiene secuestrada su capacidad de actuación. Pero las razones hay que buscarlas dentro de su propia gestión. Es evidente que existen condicionantes externos y la solución no puede pasar exclusivamente por congelar inversiones y minar la asistencia sanitaria y educativa. Por ese camino equivocado avanza el bipartito que se plantará dentro de un mes ante el reto de elaborar las cuentas de 2014 sin apenas margen para el error. El recurso de justificar su inoperancia en base a unos presupuestos «de resistencia», como viene haciendo la Junta desde hace dos años, no es válido. Deben abordar cuestiones de fondo que supriman gastos superfluos que en nada benefician al ciudadano. Lo fácil es «tocar» la nómina de los funcionarios; lo difícil, empezar a controlar que el destino del dinero sea el adecuado.