Escritores
No meterse en política
El dictador Francisco Franco siempre recomendaba no meterse en política y, sin tener duda alguna de que su régimen era deplorable, mantener que era una especie de sargentillo con pocas luces es de majaderos porque nadie se mantiene en el poder absoluto cerca de 40 años sin poseer inteligencia. Últimamente yo he estado «erre que erre» con temas políticos, y quiero este domingo casi veraniego volver a lo frívolo para que en una terraza; en la piscina de su urbanización; o en la mismísima playa, se relajen, entre cañita y cañita –al fino y a la manzanilla hay que darle un descanso después del Rocío– con un resumen de las revistas de la semana.
Antes tengo que felicitar a los sevillanos, aunque sean del Betis. El triunfo del Sevilla es histórico, y eso es bueno para todos. Varios cientos de millones de personas vieron el partido en el mundo. Todos los periódicos escriben del gran éxito, y el nombre de Sevilla por bandera. El valor de esa campaña de imagen para nuestra ciudad no tiene precio, sin contar la inmensa felicidad de tantos sevillistas. Viví esa noche de forma particular. Acudí al Teatro de la Maestranza a disfrutar con la deliciosa ópera de Gaetano Donizetti «L’elisir d’amore». Contraviniendo mi deseo de no retirarme de la sala hasta que el último artista hubiese abandonado el escenario, aproveché que estaba en butaca de pasillo para abandonar la platea nada más bajar el telón ya que al día siguiente me levantaba a las 6 de la mañana, para marchar a Madrid. El problema no son los 10 minutos de aplausos, totalmente merecidos, sino que al llegar al aparcamiento la cola para pagar y sacar el coche es de 30 minutos. Salí del Maestranza: me sorprendió ver el Paseo de Colón muy tranquilo, sin coches, ni banderas , ni bocinas, ni cohetes. Me temí lo peor: la victoria había dado la espalda al Sevilla. En los cinco minutos que se emplean para llegar al parking, casi milagrosamente, la calle se llenó de coches y de todo lo que acompaña a un gran triunfo. Colón, Arjona, el puente del Cachorro era un río de coches hacia la Puerta de Jerez. Llegué contento a casa, porque como saben a mí el fútbol me aburre soberanamente, pero un éxito internacional de Sevilla, Andalucía, en una palabra de España, me llena de un gozo infinito.
Les dije que esto iba de frivolidad. Perdonen que empecemos ahora con el más difícil todavía, con todo lo interesante que nos ofrecen lo más granado del mundo del «corazón contento», para mí, lo más importante , porque entramos dentro del campo de la cultura máxima, justo en el año del 400 aniversario de dos escritores que representan como nadie a las dos lenguas básicas a nivel universal: el español y el inglés. La inefable Tamara Falcó anuncia que está escribiendo, pero saben quién corrige y da estilo a lo que la reina del pijerío plasma en un folio... ¡El tío Mario! ¿Que quién es ese tío? El más galardonado escritor universal, el nobel Vargas Llosa, a punto de boda con la mamá de Tamara, la reina, y no precisamente virgen, del corazón Miss Preysler. Entenderán que al final, por el amor de una mujer, el Nobel termine siendo «el negro» que escriba la primera novela la Falcó, así que el Premio Planeta del próximo año lo ganará Tamara con una novela con mucho aroma a Perú. El seudónimo con el que se presentará será «Flor de convento». Por cierto, esta chica es un filón inagotable. Al ser preguntada que opina que su padre y su juvenil novia se hayan convertido en pareja de hecho legalmente, ella ha contestado que no sabe que significa eso. Hija, espabílate, que hay muchas prisas, que no hay tiempo de esperar al divorcio del anterior matrimonio de papá, que un señor de casi 80 años, con una maciza que no llega a los 40 requiere mucha batalla. Que Dios no lo quiera, pero que si al marqués le sucediera algo, la pareja de hecho tendría los mismos derechos que una esposa, con lo que se llevaría una buena tajada de fincas, vinos, aceites y otras valiosas cosas que adornan el patrimonio de Carlos Falcó. Tamara espabila, que no siempre tendrás guardándote las espaldas a mamá, sus maridos, papá, Porcelanosa y marcas varias, que el dinero se va volando, como las golondrinas.
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