Política

Andalucía

Reina por un día

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez / Foto: AP
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez / Foto: APlarazon

Es lo que dicen algunos políticos algo perversos y muchos españoles de la duración de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. En mi ingenuidad he escrito de políticos con ciertas dosis de perversión. En ese oficio muchos tienen algo de cicuta en su interior, aunque sea en dosis de baja intensidad. Lo cierto es que los españoles, al menos yo –por qué voy a ser menos que Pablo Iglesias, que se considera representante de todos los españoles que no son ricos–, tenemos una especie de mosqueo porque todos los días y a todas horas parece que nos están contando aquel viejo cuento de la buena pipa. «Que yo no te digo ni que sí ni que no, lo que te digo es que si quieres que te cuente el cuento de la buena pipa». Con este latiguillo se podían estar horas sin salir nunca de aquella especie de trampa saducea. Porque aquí es cierto que el generoso de Iglesias es capaz de renunciar a dejar el poder, incluso el Falcon en manos de Sánchez. Eso sí, mandando él en la sombra y en los telediarios. El presidente también está dispuesto a la generosidad sin límites en esa especie de ruleta de la fortuna en que se ha convertido la permanencia en el poder. Los presupuestos no los da por perdidos. El juicio del Procés le da bazas para negociar. En sus manos tiene un as en la manga y, sobre todo, en el Boletín Oficial del Estado puede figurar el nombre de indulto. Sigo confiando en que, a pesar de tanto, sí, pero no, te voto o no te voto, me abstengo o no me abstengo, te voto pero con derecho a freno y marcha atrás, al final no lo hagamos peor. En el último minuto, a punto de vestir de negro luto, se pueden convocar elecciones que clarifiquen a nivel estatal dónde estamos los votantes y se consiga un Gobierno con la suficiente estabilidad como para que España siga adelante sin necesidad de entrar en aventuras que den marcha atrás a lo conseguido. Pero mientras tanto, y hasta por lo menos 30 días, seguiremos con el fastidioso cuento de la buena pipa. Como guinda final, anécdota de la inefable Pilar Bardem. Tras recibir un premio del círculo de escritores cinematográficos declaró entre otras cosas: «Mi hijo Javier vive en Madrid, pero tiene que salir a trabajar fuera como un emigrante más». De alguna forma ella siempre está en pleno mitin. Afortunadamente, su hijo Javier, por méritos propios, es uno de los grandes actores del mundo, por lo que está solicitado por los grandes productores y directores, con unos contratos donde cobra más que lo que cuesta hacer una película en España. Así que señora Bardem, lo de tu hijo, teniendo que salir como un emigrante más, es un magnífico chiste.