Sánchez Gordillo se desvincula de la «chaladura» de declarar la independencia para constituir unos «Países Andaluces»

Dice no entender la actitud «meliflua» de IU y de Podemos en el conflicto catalán y pide la libertad para «los Jordi»

En mitad del debate afilado sobre la independencia de Cataluña, la Asamblea Nacional Andaluza (ANA), creada por el escritor Pedro Ignacio Altamirano, coló un anuncio: el próximo 4 de diciembre declararían la de Andalucía. Su intención: constituir unos «Países Andaluces» bajo una República federal que sume a las ocho provincias de la región Murcia, parte del sur de Portugal y el Rif marroquí. Se ha vinculado a esta idea al alcalde de Marinaleda (Sevilla), Juan Manuel Sánchez Gordillo, pero éste lo niega. «Creo en el derecho de autodeterminación entendido como el grado de soberanía que un pueblo quiera tener en cada momento y he defendido siempre la de Andalucía, la de su mapa», aseveró ayer a LA RAZÓN, para dejar claro que no comparte la «chaladura» de la suma de territorios planteada por la ANA. «Dejemos tranquila a Murcia, al norte de África y a Portugal», deslizó.

Por lo que sí aboga sin ambages Sánchez Gordillo es por que «se modifique la Constitución del 78, que no es la ley de Dios, para que cada pueblo o nación pueda decidir qué grado de soberanía necesita» y cree que «no sólo Andalucía, también España e incluso Europa, deben reclamar más soberanía, más poder político para hacer frente al económico que no ha votado nadie pero que es el que manda».

De vuelta al asunto catalán, el histórico alcalde dice estar «muy indignado con la actitud meliflua de la izquierda». «No entiendo la postura que ha adoptado IU –formación por la que fue diputado regional– y Podemos en el conflicto. Les ha faltado valentía para ponerse del lado de gente que pelea por una idea desde la no violencia», apostilla. Entiende que «la izquierda debería estar en la calle pidiendo la libertad de ‘los Jordi’ –Sánchez y Cuixart, presidentes de ANC y Òmnium Cultural–, a los que se ha metido en la cárcel injustamente por tener una idea y movilizar a otros. La equidistancia, lo políticamente correcto, en el fondo es complicidad», remata.