Andalucía
Toca dialogar
Desde el pasado 21 de noviembre presido la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP), entidad que debe defender los derechos e intereses de las corporaciones locales ante otras administraciones e instituciones. ¿En qué se concreta ese fin? Les pongo un ejemplo: en estos días, se están tramitando en el Parlamento andaluz los Presupuestos de la Junta para 2013. Pese a que la Ley fija la cantidad que deben destinar a un Fondo para financiar las Corporaciones Locales, el Gobierno andaluz ha decidido recortarle 60 millones de euros, en el peor momento económico posible. Y lo ha hecho además sin la más mínima consulta o comunicación a los ayuntamientos, como era también preceptivo por Ley. Pues bien, ahí es donde tiene que estar la FAMP: en la defensa de la autonomía local, en el empeño por servir de barrera frente a estas prácticas antimunicipalistas de otras administraciones, que comprometen gravemente la prestación de servicios a los ciudadanos, y nunca en la justificación de las mismas por venir de gobiernos «amigos».
La FAMP no es el Parlamento, donde se tengan que configurar mayorías de gobierno, es una asociación que tiene que representar a todos sus miembros, sin exclusiones partidistas. Y para organizar esa representación, la voluntad democrática de los ciudadanos expresada en las elecciones municipales es la que da y quita razones. Hay quien parece empeñado en todo lo contrario: en trasladar pactos de gobierno autonómicos a la FAMP, evitando que quien cuenta con mayor respaldo electoral tenga su sitio. En el empeño de que se respete la democracia voy a estar centrada como presidenta de la federación.
Hace un año, los alcaldes acordamos la renovación de la entidad, con un gobierno de todos y una presidencia alterna de PSOE y PP. Después, el Partido Socialista frenó ese acuerdo. Ahora toca retomarlo, porque no habrá FAMP si no están todos los partidos, sobre todo si no está el más votado de Andalucía, que es el Partido Popular. ¿Se imaginan una Federación de Municipios y Provincias en la que no hay ni una sola de las ocho capitales, en la que faltan cinco de las ocho diputaciones provinciales, o ciudades en las que viven dos de cada tres andaluces?
Lo urgente ahora es que impere el diálogo, ése es mi llamamiento, que espero que atiendan las fuerzas políticas para que entre todos, buscando puntos de encuentro, logremos construir un camino de futuro para la FAMP.
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