Sevilla

Villalobos quiere un bloque en defensa de las diputaciones

Pretende reunir a los ocho presidentes en la comisión de la FAMP para conocer su «sentir» en torno a la supresión de estas instituciones

El presidente de la Diputación sevillana es el socialista Fernando Rodríguez Villalobos
El presidente de la Diputación sevillana es el socialista Fernando Rodríguez Villaloboslarazon

Pretende reunir a los ocho presidentes en la comisión de la FAMP para conocer su «sentir» en torno a la supresión de estas instituciones

El punto del acuerdo suscrito entre el PSOE y Ciudadanos para la investidura del líder del primero, Pedro Sánchez, como presidente del Gobierno central relativo a la supresión de las diputaciones ha levantado ampollas entre los socialistas. El presidente de esa institución en Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobo, rechazó ayer desvelar lo que hará en la consulta sobre el pacto para no «influir» en el comportamiento de otros afiliados, pero sí se declaró sin dudarlo «defensor de las diputaciones».

Villalobos aseguró «respetar lo que se está haciendo a nivel estatal» y considera que él no es «nadie para enmendarle la plana a nadie», pero acusó de «mentir» a los que «dicen que hay mucha gente trabajando» en esos organismos supramunicipales. El también presidente de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP) justificó, de hecho, el que «la masa del presupuesto» de dichas administraciones «se lo lleve el capítulo 1, el de personal», porque las diputaciones son «prestadoras de servicios». «No es por querer tener gente por tenerla», incidió.

Villalobos, quien se mostró en un programa televisivo a favor del acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos, se preguntó «quién va a sustituir» a las diputaciones si éstas se fulminan. «Algunos dicen que las mancomunidades, otros que las comarcas o los consorcios», lanzó para añadir: «En cualquier caso, entes supramunicipales que harían lo que hace esta casa, pero en vez de una Diputación habría diez mancomunidades», lanzó.

Para el presidente provincial, lo que «está claro» es que «un pueblo de 2.000 o 3.000 habitantes no puede prestar individualmente servicios como la recogida de residuos sólidos o el de los Bomberos». «Por eso –planteó– no sé por qué se pone ese debate sobre la mesa diciendo que se van a ahorrar no sé cuántos millones», un ahorro que cuestionó.

«Normalmente los que piensan no conocen la realidad, de ahí los fracasos cuando hay leyes que salen adelante, se constatan con la realidad y se ve que no es lo que había pensado el teórico», lanzó. En ese sentido, abogó por «tener presente» a los presidentes de las diputaciones, que han sido alcaldes y que en Andalucía «más o menos estamos todos en la misma línea», según afirmó, para avanzar que le gustaría reunirse «la próxima semana» con los presidentes de diputaciones en el marco de una comisión de trabajo de la FAMP que los aglutina, para «conocer el sentir y lo que piensan» al respecto.

«¿De qué ahorro estamos hablando? Que me lo expliquen», recalcó el presidente de la Diputación de Sevilla, que quiso dejar claro que esa «casa» –en referencia a la institución provincial– no se cierra mañana ni pasado». «Nos tendrán que convencer», zanjó, para rematar: «Si no hay una Diputación, hay que inventarse algo parecido para seguir prestando servicios básicos a los pueblos más pequeños y que la población se asiente en el mundo rural».

Durán pide «templanza»

En la misma línea, el presidente del Parlamento andaluz, el socialista Juan Pablo Durán, destacó «la gran labor» que realizan las diputaciones provinciales y defendió que si éstas «no existiesen como tales habría que crearlas». El además secretario provincial del PSOE de Córdoba se ha mostró convencido de que «se llamen diputaciones, Consejos de Alcaldes o como sea, tendrá que haber una institución que preserve algo fundamental, porque para que haya igualdad de oportunidades, hace falta que se puedan poner las condiciones acertadas y ahora las ponen las diputaciones».

Cree que «todas las estructuras del Estado deben adaptarse al siglo XXI», pero, a su parecer, el momento requiere tener «la templanza y el tino» suficientes para ver «cómo hacer mejor lo que ya se hace bien».