Brotes verdes y de esperanza para la revitalización de Castrocontrigo

LEÓN– Hace un año los vecinos de la localidad leonesa de Castrocontrigo y de los municipios de alrededor vivían preocupados y con el corazón en un puño uno de los momentos más duros de sus vidas. Las llamas arrasaban todo lo que se encontraban a su paso en esta zona de enorme riqueza natural de la provincia de León y destruían el medio de vida o al menos una fuente de ingresos alternativa de muchos de sus habitantes. Hace un año, más de un millar de efectivos de todas las administraciones e incluso de la UME trabajaban a destajo para frenar el avance de uno de los mayores incendios ocurridos en España y el mayor en la historia de Castilla y León, que abrasaba cerca de doce mil hectáreas, la mayoría de arbolado y principalmente pino (10.555).

Una catástrofe natural sin igual y en una zona de especial valor que tardará más de treinta años en recuperar su esplendor. Pero lo que hace apenas unos meses eran cenizas, ahora es ilusión y brotes verdes de esperanza. Desde que se extinguiera este fuego intencionado dieciocho días después de su inicio -y del que por desgracia aún no se ha capturado al culpable o culpables-, los trabajos sobre los terrenos afectados han sido continuos cada día. En este año ya se han extraído las tres cuartas partes de la madera quemada en este incendio, lo que supone más o menos un ritmo de 833 toneladas diarias o 25.000 mensuales y un millar de camiones llenos también de madera cada mes. Unas labores de extracción que han generado un centenar de puestos de trabajo de vecinos de la zona y de la que ya se han sacado en subasta más de 2,6 millones de euros. Estos trabajos estarán terminados en apenas dos meses, según avanzaba el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Antonio Silván.

Y es que, el consejero visitaba ayer esta zona en compañía de los alcaldes de las localidades afectadas y comprobaba satisfecho y optimista que la recuperación social, económica, forestal y medioambiental va por el buen camino. «La naturaleza está viva», destacaba Antonio Silván, al anunciar que el 70 por ciento del territorio se repoblará de forma natural y que el treinta por ciento restante ya está recibiendo los correspondientes tratamientos para su repoblación.

El incendio hizo mucho daño a los vecinos de la zona pero sobre todo a resineros, cazadores, apicultores y aficionados a las setas, entre otros, que vieron como su medio de vida, y aunque la zona se recuperará y volverá a estar como antes del fuego dentro de treinta años, tanto la apicultura como la micología se recuperará mucho antes. Pero además de las labores de extracción de madera, sobre el terreno se han realizado otras complementarias destinadas a la lucha contra incendios como la construcción y reparación de cuatro kilómetros de balsas de agua y otros cuatro de puntos de agua para prevención. Asimismo se está trabajando en la plantación de especies arbóreas, en la colocación de mallas protectoras y en el repaso de los cortafuegos.

Durante su visita, Silván se acercó hasta el «pino gordo», un ejemplar centenario situado en terrenos de Tabuyo del Monte que ardió durante tres días, y que permanece en la zona como recuerdo de la peor catástrofe medioambiental de la zona, que ya fue pasto de las llamas otros años de la década de los noventa.