Música

Valladolid

Casi 6.000 jóvenes cursan estudios musicales en los once conservatorios de Castilla y León

Los instrumentos preferidos por los alumnos son el violín, el piano, la guitarra, el clarinete y el violonchelo

Dos niños asisten a clase de trompa en las enseñanzas elementales del Conservatorio Profesional de Música de Burgos
Dos niños asisten a clase de trompa en las enseñanzas elementales del Conservatorio Profesional de Música de Burgoslarazon

Las enseñanzas musicales gozan de una salud «sensacional». Así lo destacó el consejero de Educación de la Junta, Fernando Rey, en la celebración de los primeros 100 años de vida del Conservatorio de Valladolid. Éste, junto a los otros diez centros que imparten estos estudios dependientes de la Junta, han abierto sus puertas durante todo este curso, que ya se encuentra en su término final, a casi 6.000 alumnos.

Cada año, un número similar de jóvenes (5.350 de medio anual en los últimos cuatro ejercicios) comienzan o continúan su formación musical. De ellos, 2.546 cursan enseñanzas elementales -que son cuatro cursos- y otros 2.444 prosiguen en las profesionales, que implican estudiar otros seis años. Finalmente, tan solo 319 acceden a las superiores.

«La capacidad educativa de estas materias es extraordinaria porque la música tiene la capacidad de motivar a los alumnos y de educarlos en las emociones, lo que resulta clave», recalcó Rey.

Son los centros de Valladolid, Salamanca y Burgos los que más estudiantes tienen, seguidos de Segovia, León, Palencia, Ávila, y Soria. Por la cola se encuentranlos Conservatorios de Ponferrada, Zamora y Astorga.

En todos ellos, de forma general, los instrumentos preferidos, haciendo caso omiso de las modas, son cada curso el piano y el violín, seguidos de la guitarra, el clarinete o el violonchelo, según los datos facilitados por la Consejería a LA RAZÓN. Los que despiertan menor interés son la dulzaina, la viola de gamba, el órgano o el arpa.

Alternativa laboral real

Aquellos que quieren hacer de la música su futuro laboral o seguir vinculados a ella de manera activa encuentran en los Conservatorios un puente para conseguir sus objetivos. Es el caso de Nicolás Ortega, que estudió violín durante diez años en el centro de Valladolid. Completó sus estudios superiores en San Sebastián, donde tocó en una orquesta y, posteriormente, se trasladó a Nueva York, donde reside, es profesor de violín, compone y graba su propia música.

También es violinista Silvia Alonso quien, tras dejar su formación musical en el Conservatorio vallisoletano continuó aprendiendo mediante el Método Willems. Desde hace 13 años forma parte de la Joven Orquesta de la ciudad (JOSVa), con la que sigue tocando en numerosos escenarios tanto del territorio nacional como internacional.

Antonio Moreno es otro ejemplo. Estudiante de trompeta hasta grado profesional, toca en una orquesta de tintes rockeros con la que recorre toda la Comunidad y las autonomías cercanas. También es titulado en el Grado en Historia y Ciencias de la Música de la UVa y, actualmente, da clases de piano, trompeta y guitarra a diferentes niveles.