Música
El compositor Abel Paúl confía en que el Premio Fundación SGAE le abra las puertas en España
El músico vallisoletano, recientemente ganador de este galardón nacional, lamenta que haya tan pocos espacios en Castilla y León para nuevas músicas.
El músico vallisoletano, recientemente ganador de este galardón nacional, lamenta que haya tan pocos espacios en Castilla y León para nuevas músicas.
«Un balón de oxígeno y la oportunidad de que su música se conozca más en España». Eso es lo que supone para el joven vallisoletano Abel Paúl, el Premio Jóvenes Compositores de la Fundación SGAE-CNMD 2016, que logró con su composición «Room & Elbow».
El propio autor habla con LA RAZÓN, justamente el día en que una de sus composiciones iba a ser interpretada por el Vertixe Sonora Ensemble en Santiago de Compostela.
«Supone un impulso, tanto de difusión como económico, por que este tipo de premios son una pequeña ayuda para continuar con un trabajo que es muy solitario», señala el autor.
Aunque nacido en Valladolid, la mayor parte de su formación y trabajo actual ha discurrido en distintas ciudades europeas. De hecho, reside en la actualidad en el Reino Unido y sus obras ya han sido reconocido por distintas institucines musicales en Illinois (Estados Unidos), Viena (Austria), Utrecht (Holanda) y su música ya ha sonado en prestigiosos festivales internacionales en Holanda, Alemania, Suecia, Finlandia o Argentina sin olvidar España, aunque ésta opción sea un «espinita clavada».
«Se toca más fuera de España por mi trayectoria profesional. Pero ahora es una buena oportunidad para que suene con más frecuencia aquí», indica Abel Paúl, quien asegura que el trabajo de un compositor es «dificil en cualquier parte del mundo», teniendo que compaginar este trabajo con otros «que son los que te dan de comer. Es muy complicado el tema de supervivencia. Es un oficio en el que estamos multiempleados».
Refiriéndose a la obra ganadora «Room & Elbow», el músico vallisoletano señala que he elegido dos de sus temas preferidos como «los híbridos y la duplicación». Por un lado utiliza instrumentos convencionales como el violín o la viola y otros en los que se proyecta su sonido pregrabado, como el sonido del chelo proyectado sobre las cuerdas del piano.
Una obra que huye del «riesgo» y que se centra más en los reflejos sonoros, que se encuentra entre lo tradicional y las nuevas sonoridades. Algo que Abel Paúl consigue a través del empleo de los altavoces. De momento, esta obra va a ser grabada en un disco junto con las otras tres finalistas del Premio y espera, que más pronto que tarde estrenarla en algún recinto musical, si puede ser en España, «mucho mejor».
Abel Paúl subraya la diferencia de tradición que existe en los
distintos países europeos, ya que en los centroeuropeos hay más tradición y más implicación del público, que se arriesga más por conocer música más actual, teniendo en cuenta que este tipo de composiciones tienden a ser para minorías. «Estamos un poco más en la periferia con las cosas buenas y las cosas malas».
Algo que también lamenta el compositor, es que «hasta hace poco hay pocos espacios para la música contemporánea para que los jóvenes mostremos nuestras composiciones». «Valladolid es una ciudad un poco estancada en el pasado. La música clásica que quí se escucha tiende siempre hacia el mismo repertorio. Son propuestas más canónicas y sería fantástico que hubiera un impulso», indica el compositor.
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