Castilla y León
El teatro de Castilla y León pone el grito en el cielo por el abandono que sufre
Representantes de las principales compañías teatrales de la Región lamentan a LA RAZÓN que no haya una apuesta decidida por el sector y que el «potencial enorme» que tienen se desaproveche
Menos funciones y espectadores (una disminución del 40 por ciento aproximada en ambos casos). El empleo reducido a la mitad. El caché por los suelos. El cruel IVA cultural del 21 por ciento. Las ayudas, «paupérrimas». Ésa la realidad en la que vive inmersa el sector teatral en Castilla y León. Una crisis agudizada desde comienzos del año 2009 y que no ve, a día de hoy, visos de salida. El pesimismo se ha disparado en los representantes de las principales compañías de la Región, que denuncian el abandono que sufren y que no exista un decidido plan para revitalizar este sector cultural.
LA RAZÓN reúne a integrantes de la plataforma Artesa (Artes Escénicas Asociadas de Castilla y León) para analizar la situación. Al frente, Luis Miguel García, su presidente y director de Teatro Corsario, junto a Carlos Tapia, de Teatro del Azar; Ángel Sánchez, de Teloncillo, y María Jesús Gómez, de Valladolid es.arte.
«Estamos en el peor momento. Acaba de desaparecer esta semana la Unión de Actores. Como industria cultural es una situación dramática. Hay una especie de desencuentro con las administraciones. Se crean ayudas, que son irrisorias, y para acceder a ellas te ponen un montón de dificultades», señala Ángel Sánchez con vehemencia. Algo a lo que asienten los demas y a lo que Carlos Tapia añade que en el comienzo de la crisis las subvenciones a las compañías cayeron hasta el 25 por ciento de lo que se recibía, cifra que se siguen manteniendo en la actualidad.
«Somos iniciativa privada pero debemos ir de la mano con lo público. Necesitamos su complicidad y ahora no la hay. Cuesta mucho entrar en la red de teatros de nuestra Comunidad y se está desaprovechando el potencial enorme que tenemos», prosigue Tapia, que pone como ejemplo cómo se trabaja en autonomías vecinas como el País Vasco, donde una compañía, antes de estrenar la obra, ya cuenta con 30 funciones apalabradas. «Hay poca voluntad y sensibilidad hacia nuestros creadores», sentencia.
Desde Teatro del Azar han tenido que rebajar su caché un 60 por ciento para «seguir trabajando». Un ejemplo.
«Mira, en la red de teatros de Castilla y León, las compañías de la Región hemos tenido entre una y siete funciones al año. Con esto una empresa no puede vivir y hay que buscar otras fuentes de financiación y echarle mucha imaginación, y de eso nos sobra mucho. Nos hace falta un sello de cultura, por que somos tierra con mucho arte», sentencia María Jesús Gómez.
«Se necesita una apuesta decidida por nuestra cultura, como se ha hecho con la automoción o con el vino y buscar fórmulas. Y con unos recursos muy bajos se puede trabajar de manera óptima», apunta Tapia que cifra en diez céntimos por habitante en ayudas al Teatro en Castilla y León, cuando en otras comunidades se llega al euro.
«Somos competitivos. Tenemos compañías con reconocimientos nacionales y Premios Max. No somos unos mindundis», señala Luis Miguel García, quien también indica que existe un problema de fondo en la sociedad que castiga al teatro, como el hecho de que en gran parte, sean personas mayores las que acuden a las representaciones. «La solución pasa por cambiar de chip. Me enerva que una Comunidad que va fardando de la cultura y la lengua no se le dé valor a esto. Si la cultura es un servicio público, ¿por qué tenemos que darlo nosotros gratis o perder dinero?», se pregunta.
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