Zamora
La obra de Miguel Elías dialoga con el arte del Etnográfico de Zamora
La muestra, que se inaugura mañana, consta de 48 piezas con el mundo oriental de fondo
Se trata de su primera exposición en un Museo, el Etnográfico de Zamora, que tiene un significado muy especial para él. Por eso, esta no es una muestra cualquiera, declara el propio artista, Miguel Elías, a LA RAZÓN. Su idea, desde el primer momento, era integrar las 48 piezas que ha realizado con la colección permanente que exhibe este espacio museístico. Un trabajo mayúsculo, del que espera que los visitantes que acudan a partir del próximo martes, disfruten de él.
Un material inédito que ha ido elaborando en los últimos meses, donde ha ido trazando sus caligrafías en inmensos rollos de bambú y sus pinturas Sumi-e. «Quería exponer mitos y creencias de los femenino, de los maternal en la cultura japonesa y de China y todo ello en un diálogo con los haikus de la poetisa del siglo XVIII, Chiyo», indica el también profesor de Arte Asiático de la Universidad de Salamanca.
«Buscaba dialogar con la tradición y hay bastantes coincidencias culturales entre España y los países asiáticos», indica Elías, que también señala que esta muestra nació en la red cuando empezó a hacer un total de «365 maternidades» como consecuencia del fallecimiento de su madre. Después, llegaría el ofrecimiento de la Asociación Apego Lácteo de Zamora para exponer en la capital «y qué mejor sitio que el Etnográfico que estoy muy vinculado a él». Cuarenta y ocho piezas en total, distribuidas en las tres plantas. Empezando por la segunda se pueden ver varias caligrafías shodó y una pequeña sorpresa, señala el autor: una copia realizada en arcilla de una Terracota sedente con un niño de Cultura Ibérica que fue realizada cuando Elías contaba sólo con siete años.
Además de la mesa del pintor, también se puede observar una colección de sellos, amuletos, kakemonos (objetos que se cuelgan de la pared en el atrte japonés, generalmente una pintura o caligrafía). Prosiguen las caligrafías en la primera con varios poemas caligrafeados, uno de ellos del poeta Rafael Ángel García Lozano, mientras que en la planta cero se encuentra uno de los grandes atractivos de la muestra, una instalación espiral de 17 metros de largo en la que cuelgan 18 papeles de fibra de bambú con pintura Sumi-e de flora relacionada con lo femenino.
La exposición se cierra con el poema «Pasaporte al corazón» del colaborador de LA RAZÓN, Alfredo Pérez Alencart.
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