Castilla y León
Las lluvias ayudan a sofocar los fuegos tras una semana devastadora
Al menos dos mil hectáreas del Parque Natural de las Arribes del Duero abrasadas por las llamas
Salvo en Fermoselle, como si fuese una broma macabra o de mal gusto, donde no ha caído ni una gota cuando en los alrededores de la provincia hubo varias trombas de agua, las lluvias caídas en toda la Comunidad han ayudado a sofocar los numerosos incendios forestales que se han registrado durante la última semana.
Y es que al menos 125 fuegos, gran parte de ellos intencionados, se han registrado en los últimos siete días en esta Comunidad. 33 de ellos en un solo día, el pasado sábado, de los cuales cuatro fueron declarados de nivel dos de peligrosidad por la cercanía de las llamas a las poblaciones y el corte de carreteras que provocaban.
Una semana devastadora, en la que han ardido más de diez mil hectáreas, con especial hincapié en Encinedo, en la comarca leonesa de La Cabrera, donde se han calcinado cerca de 8.000 hectáreas de terreno forestal, pasto y repoblación en su mayoría. O las más de 500 hectáreas entre frutales, cultivos, castaños centenarios, en el fuego de Hoyocasero, en la vertiente norte de Gredos, que obligó a evacuar a dos poblaciones enteras (Navalosa y la propia Hoyocasero). E incluso explotaciones agrarias, fincas privadas, torres eléctricas, zonas ambientales protegidas y nidos de especies en peligro de extinción como la cigüeña negra o el águila perdicera, en el caso del incendio de Fermoselle. Un fuego que se adentró peligrosamente en Las Arribes del Duero y que, según la Junta, ha abrasado cerca de 2.000 hectáreas de este paraje.
Al cierre de esta edición, es el único que permanecía activo, aunque con nivel 1, y con decenas de medios trabajando para refrescar la zona y evitar reproducciones, tras cuatro intensos días de lucha contra las llamas. El consejero Suárez-Quiñones se reunía con los alcaldes afectados para analizar los daños y ver posibles ayudas, pero también para trasladarles el apoyo del Gobierno regional y que nos les dejarán tirados.
Pero la llegada de las lluvias, buena contra las llamas, ha provocado otro problema: el arrastre de las cenizas de los montes quemados hacia los ríos. Algo que está provocando que muchas poblaciones no puedan disponer de agua corriente potable para el consumo. Si el luens era la Diputación de León la que empezaba a suministrar agua embotellada a los municipios afectados por el incendio de La Cabrera, ayer, la institución provincial de Zamora comenzaba también a repartir agua a través de cisternas. tanto en Santa Marta de Tera, en la comarca de Benavente, en el punto habilitado para ello, como en la zona de Los Valles. Una de las poblaciones más afectadas es Puebla de Sanabria, una zona turística que está sufriendo un arrastre de ceniza y lodo «tremendo», según advertía a Efe su alcalde, José Fernández.
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