Castilla y León

Ponen a Castilla y León como el mejor ejemplo en políticas de rehabilitación

La Plataforma Tecnolólogica Española incide en reducir emisiones difusas de contaminación

El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones asiste al Foro sobre urbanismo celebrado en la capital vallisoletana
El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones asiste al Foro sobre urbanismo celebrado en la capital vallisoletanalarazon

La Plataforma Tecnológica de España de la Construcción (PTEC) puso a Castilla y León como «ejemplo» de políticas de rehabilitación, desde que implantara en 2013 su nuevo modelo basado en soluciones a edificaciones actuales. «Para el sector de la construcción, esta Comunidad es un ejemplo de las tareas y avances en la rehabilitación», reiteró el presidente de este patronato, Juan Lazcano, al inaugurar en la capital vallisoletana, junto al consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, y el concejal de Urbanismo, Manuel Saravia, el XII Foro de esta organización.

En este sentido, insistió en que la Comunidad y la ciudad de Valladolid son parte «importante de la urbanización y regeneración urbanística». Por otro lado, aprovechó su intervención para reclamar a la industria de la construcción que «adquiera un compromiso, además de una oportunidad de negocio, en la descarbonización y economía circular».

Por su parte, Suárez-Quiñones destacó la veintena de proyectos que se expusieron en el marco de la jornada, en el hall del salón de actos de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, y en los que Valladolid cuenta con un papel relevante, dado que es «banco de pruebas, por su tamaño ideal, para poder trasladar los resultados a otras ciudades españolas y europeas».

«La clave es la sostenibilidad», continuó el consejero, quien señaló que ese factor «habituará en el futuro muchas actuaciones públicas y privadas, y entre ellas la construcción y la vivienda». Ello llevará, dijo Suárez-Quiñones, a la «descarbonización».

También auguró que en esos «ambiciosos objetivos» se encuentran las ciudades, que consumen entre el 60 y el 80 por ciento de la energía mundial cuando únicamente significan el dos por ciento del territorio; y suponen el 75 por ciento de la contaminación, que procede de «emisiones difusas» (tráfico y calefacción).