Ribera de Duero se abre paso en China, junto a Rueda, con altas expectativas de mercado

México, Suiza, Países Bajos, Dinamarca, Alemania, Puerto Rico y los Estados Unidos son los mercados en los que Ribera de Duero intensificará el año que viene sus acciones para consolidar su presencia y mejorar si se puede. Especialmente en Norteamérica, donde junto con la D.O. Rueda llevan a cabo desde hace dos años un ambicioso plan estratégico para hacerse un hueco en el país que más vino consume del mundo, con casi 32 millones de hectolitros. Pero el 2018 será el año en el que Ribera de Duero, también de la mano de los blancos de Rueda, quiere abrirse paso en China, un territorio con una creciente clase media en el que está empezando a crecer el consumo de vino.

«Tenemos que se prudentes e ir poco a poco. Pero las expectativas son altas y tenemos puestas muchas esperanzas en el gigante asiático», señala a LA RAZÓN Enrique Pascual, presidente del Consejo Regulador de Ribera de Duero, que hace hincapié en que hace unos años el mercado chino ocupaba el puesto quince en ventas y negocio para los vinos ribereños y ahora es el cuarto.

El plan es a tres años vista y de momento ambas denominaciones han invertido 200.000 euros cada una para echar a andar, una cantidad que se irá incrementando paulatinamente en función también de la respuesta.

Y es que Ribera de Duero es una denominación al alza, que no solo se ha mantenido en estos años pese a la crisis y el descenso del consumo de vino en España -los españoles mayores de 15 años beben una media de 25 litros por persona y año, muy lejos de los 54 litros de Portugal, los 52 de Francia o los 41 de Italia y Suecia-, sino que ha conseguido reforzarse y crecer, gracias a su apuesta por la calidad y la innovación. De hecho, el pasado año Ribera de Duero batió su récord de ventas al alcanzar casi 92 millones de botellas.

Para Enrique Pascual este bajo consumo de vino en España no es un problema sino una oportunidad para crecer: «El mercado nacional, al contrario de lo que se pueda creer, no está saturado y tiene mucho campo de mejora. Y Ribera de Duero tiene que estar ahí, haciendo valer la calidad de nuestros vinos». Al respecto, destaca la gran acogida que tienen los caldos ribereños en los bares y restaurantes. «Ribera de Duero es un vino muy apreciado en las mesas por no decir el que más y es un canal en el que estamos creciendo bastante».

«No es más caro, vale más»

También niega que los vinos de esta denominación cuesten más que otros como se piensa en la calle. «No es que sean más caros, es que valen más», le gusta decir al presidente del Consejo Regulador de Ribera de Duero, quien entiende que ésta pueda ser una reacción normal en la gente, pero explica que es «porque no se conoce el esfuerzo que hay detrás». «Se piensa erróneamente -explica- que la uva y todos los vinos se hacen igual, y no es así. Cada zona es distinta y cada bodega trabaja de una manera. La gente tampoco tiene por qué saberlo todo, pero sí que ofrecemos un producto de calidad excepcional y que por ello tiene que tener un mayor coste».

Al nuevo año, Enrique Pascual le pide calidad y que llueva para evitar que ocurra lo de esta pasada vendimia, donde ha habido un importante descenso de la producción por la sequía y las heladas de mayo, aunque augura unos vinos de gran calidad. Tampoco sabe si se presentará o no a la reelección en el Consejo en las elecciones previstas para dentro de un año. «No me preocupa y aún es pronto», dice. Y entre sus retos, conseguir que, con moderación, la gente joven apueste por beber vino en detrimento de otras bebidas. «Nos hemos olvidado un poco de ellos pero tenemos que trasladarles que se están perdiendo la oportunidad de disfrutar de algo bueno que forma parte de nuestra cultura, y que es saludable y sienta de maravilla». Y pone en valor la unidad del sector en torno a este tema, con medidas de promoción en televisión y redes sociales para atraer a los jóvenes al mundo del vino.