Castilla y León
Siete de cada diez fumadores de Castilla y León consiguen dejarlo
Éxito del programa de deshabituación tabáquica que llevan a cabo el Gobierno regional y la AECC
El número de fumadores atendidos por el programa de deshabituación tabáquica en 2017, que presta la Junta de Castilla y León a través de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), fue de 1.076, de los cuales el 69,5 por ciento consiguió dejarlo.
Esta iniciativa forma parte del compromiso de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, que dirige Alicia García, de colaborar con las entidades públicas y privadas para la prevención del consumo de drogas y la asistencia al drogodependiente, procurando evitar los daños físicos, psicológicos y sociales que se derivan del abuso y dependencia de estas sustancias.
Para ello, presta una particular atención a las sustancias cuyos consumos están más extendidos, como el tabaco. El Gobierno que preside Juan Vicente Herrera destina 50.500 euros a financiar a la Asociación Española contra el Cáncer en el desarrollo de este programa en 2018.
La edad media de los participantes en este programa fue de 48 años, algo superior en los hombres, con 50 años, que en las mujeres, con 47.
Se iniciaron en el hábito de fumar a los 16 años, teniendo por tanto una historia de consumo de más de 32 años. Casi el 24 por ciento de los participantes era la primera vez que intentaba dejar de fumar, el 49 por ciento lo había intentado una o dos veces y el 27 por ciento más de tres veces.
Otros datos de interés que se extraen del análisis de las personas atendidas en el programa de deshabituación tabáquica en 2017 son que el 38,4 por ciento declaró fumar menos de 20 cigarrillos al día, el 53,2 por ciento entre 20 y 40 y el 9,2 por ciento más de 40 cigarrillos al día.
Se trata de grandes fumadores de al menos 20 cigarrillos al día (62,4 por ciento) con apenas diferencias por sexo.
El 23,7 por ciento reconoció que era la primera vez que intentaba dejar el hábito tabáquico, el 49,2 por ciento que ya lo había intentado una o dos veces y el 27,1 por ciento que lo había intentado dejar en tres o más ocasiones.
El Ejecutivo autonómico se vuelca en este tipo de iniciativas, ya que considera que el consumo de este tipo de drogas, representa unos de los principales factores de riesgo de infarto de miocardio, de cáncer de pulmón y de bronquitis crónica entre otros.
El tabaco acelera el ritmo del corazón, aumenta la presión arterial y estrecha la luz de las arterias aumentando el riesgo de infarto, trombosis cerebral y mala circulación de las piernas.
Además es más peligroso en las personas con hipercolesterolemia familiar. La expectativa de vida disminuye en estas personas de 12 a 15 años.
Esto se debe a que aumenta unas cuatro veces el riesgo de desarrollar una enfermedad coronaria. Por lo tanto, el abandono del tabaco es especialmente beneficioso en las personas con hipercolesterolemia familiar, aunque fuentes de la Junta recuerdan que el abandono del hábito de fumar requiere preparación y mentalización personal. Por ello proponen al paciente que establezca una fecha concreta para dejar de fumar, procurando que nada lo modifique, que realice algo de ejercicio, bebiendo más agua y evitando la fatiga y solicite el consejo de su médico.
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