Silván recibe en León a educadores de España, Portugal y la América Hispana

Cerca de 800 educadores de los Hermanos Maristas de España, Portugal y la América Hispana se reunieron ayer en el Auditorio «Ciudad de León», para analizar los retos educativos.

El alcalde leonés, Antonio Silván, les recibía y daba la bienvenida a la Convención de Educadores Maristas Compostela, además de elogiar la continua evolución de la educación y formación de los alumnos que ejercen y animarles a seguir formando en valores como el trabajo, la disciplina, la solidaridad, la justicia y la sostenibilidad.

El Superior de la Provincia Marista Compostela, Tomás Briombos, destacaba que esta cita comemorativa por el segundo centenario de los Maristas, sirve para reunir a cerca de 800 educadores «con los mismos valores y el estilo educativo que queremos que esté presente en nuestros colegios además de para afianzar y retomar los nuevos retos a los que se enfrenta la comunidad educativa de nuestro país». Entre ellos, citaba a los relacionados con la búsqueda de metodologías activas y métodos de innovación compatibles con la interioridad y el cuidado de cada alumno y con proyectos de trabajo que sacan a los estudiantes del aula para enfocarlos hacia su entorno.

Durante el encuentro se entregaban los premios a la Innovación con los que la Provincia Marista Compostela reconoce los proyectos más destacados de sus colegios en esta línea, una de las claves de su modelo educativo.

La Convención de Educadores Maristas se enmarca entre dos aniversarios; la del Bicentenario, ya que fue el 2 de enero de 1817 cuando Marcelino Champagnat, después de ver la situación de ignorancia religiosa de los niños y jóvenes de las aldeas, reunió a dos muchachos para ser maestros y catequistas en las escuelas de su comarca francesa; y la del primer centenario de la presencia marista en León. La primera comunidad leonesa fue fundada por los hermanos Isaac, Lucien y Preside en el número 42 de la calle Alfonso XIII, hoy calle de la Rúa. Una casa alquilada en la que vivieron los primeros meses de forma sencilla y austera y donde montaron un taller de carpintería en el que fueron fabricando los muebles para la vivienda y la primera escuela.