Unirán Ponferrada y el Valle del Silencio a través de autocares turísticos en agosto estiv

Un proyecto piloto unirá Ponferrada y el Valle del Silencio con autocares turísticos durante los meses de agosto y septiembre. La empresa de transporte Autos Pelines ofrecerá este novedoso servicio gracias al convenio firmado por el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, y los representantes de la Fundación Hospital de la Reina.

Además, la Junta invertirá otros 145.000 euros en la rehabilitación de la ermita de Santa Cruz y en la reforma de una casa donada en herencia a la entidad, ambas en Montes de Valdueza. La vivienda se destinará a alquiler social para impulsar la fijación de población en el entorno.

La experiencia piloto del servicio de transporte permitirá al visitante disfrutar del recorrido por el bosque de castaños que sigue el cauce del río Oza y comenzará con la mayor afluencia de visitantes. Una vez acabe, se analizarán los resultados y se sentarán las bases del calendario definitivo para su funcionamiento en 2019.

Estos autobuses partirán desde el aparcamiento del Albergue del Peregrino, en Ponferrada, y llegarán hasta el Valle del Silencio con parada en Montes y Peñalba de Santiago.

Por su parte, la alcaldesa del municipio berciano y presidenta de la Fundación, Gloria Fernández Merayo, coincidió en señalar que el fin último de la iniciativa es «dinamizar la zona desde la vertiente social». «Los territorios sin población se mueren», recalcó la regidora, quien agradeció a la Junta el interés por mejorar este territorio y trabajar para devolverle su atractivo para habitantes, inversores y empresas.

Más activos para «Rehabitare»

Además, la vivienda que se mejorará en Montes de Valdueza, que se incluirá en el programa de alquiler social «Rehabitare» de la Junta, cuenta con un presupuesto de 30.000 euros.

En la misma línea, el Ejecutivo regional destinará 110.000 euros a la rehabilitación de la ermita, uno de los elementos que conforman el conjunto monástico del municipio leonés, de la que Suárez-Quiñones elogió su «valor histórico y espiritual».

Los trabajos deberán revertir el «estado lamentable» en el que encuentra el templo y se ha establecido un periodo de dos años para llevarlos a la práctica. Con ello «queremos consolidar la forma de vida de estos pueblos y devolverles las condiciones para que sea posible su convivir diario», añadió el consejero.