UPA y COAG ven poco futuro al campo si no se incentiva el relevo generacional

La falta de jóvenes en el sector agrario empieza a ser una gran preocupación. Castilla y León cuenta con 81.260 perceptores de la PAC, de los cuáles 27.000 tienen más de 65 años y 8.000 menos de 40, según datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería. «Esta situación es insostenible y de seguir así el campo no tendrá futuro en nuestra Comunidad», advierte Julio López, secretario regional de UPA. Pese a este negro panorama, considera que todavía hay solución a este problema, y que ésta pasa por la futura reforma de la PAC. López señala que para hacer frente a esta falta de relevo generacional lo que hay que hacer es apoyar a los profesionales del sector y dejar de ayudar a los agricultores y ganaderos de sofá. También ve necesaria una redistribución más justa y que el reparto de las ayudas se haga por regiones agronómicas y por sectores productivos para evitar una guerra entre comunidades. Asimismo, el dirigente agrario ve imprescindible también que se defina quién es activo o agricultor a título principal, «algo que debe decidir el Ministerio», agrega, así como el número de hectáreas admisibles. Sobre este punto, López cree que las hectáreas con derecho a ayuda no deben superar los 22,5 millones, «ya que si se admiten todas podríamos llegar hasta los 38 millones y eso supondría que se estaría premiando la especulación», avisa. Finalmente, el líder de UPA considera perjudicial para el sector que el 30 por ciento de las ayudas estén ligadas a las prácticas medioambientales, y pide que se aplique el máximo en ayudas acopladas, que es del 15 por ciento, y que el techo de ayudas por explotación se fije en 100.000 euros ampliables si se crea empleo.

Por su parte, Aurelio Pérez, coordinador general de COAG en Castilla y León, ve imprescindible que en la futura PAC se mantenga el sistema de cuotas de producción lácteas, del azúcar o los viñedos, y que no desaparezcan los derechos en el vacuno de carne -donde Castilla y León cuenta con la cuarta parte de la cabaña ganadera de toda España- y evitar lo que ocurrió con el ovino en la anterior reforma, que al desacoplarse las ayudas Castilla y León perdió casi un millón de cabezas de ganado. Pérez insiste también en la ausencia de relevo generacional y denuncia que no hay facilidades para los jóvenes, y se queja también de la sensación de inestabilidad e inseguridad existente en estos momentos en el sector agrario, tras la intención de la Comisión Europea de recortar este año un 5 por ciento las ayudas agrarias. «Es inaceptable y peligroso para el sector -denuncia- que se extienda la sensación de que se pueden recortar ayudas en cualquier momento y sin avisar».