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Artistas y empresarios de los videojuegos

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Los videojuegos hace tiempo que dejaron de ser un entretenimiento infantil para convertirse en la oferta de ocio más importante del planeta. No es de extrañar que todos quieran quedarse parte del pastel. Las empresas catalanas no son una excepción. Actualmente, existen un centenar de compañías centradas en el videojuego en España, el 36 por ciento de ellas catalanas. La oferta es amplia, juegos tradicionales para consolas, aplicaciones para móviles, juegos vinculados a las redes sociales, y el mercado no para de crecer. Lo único que se necesita es talento e inversión. De lo primero tenemos de sobra, de lo segundo, no tanto.

El viernes cerraba sus puertas la novena edición de la Feria Gamelab, una de las más importantes en el sur de Europa, y quedó patente que la industria española, aunque atomizada, está en expansión y domina los puntos claves del sector. Empresas como Novorama; Digital Legends, referencia en juegos para móviles; Socialpoint, punta de lanza del mercado de los juegos a través de redes sociales; y monstruos como Mercury Steam, que con la creación de «Castlevania: Lord of shadows», han conseguido meter la cabeza en el mundo de los juegos tradicionales para consolas, son ejemplo del buen hacer nacional.

Conectividad empresarial

Está claro que se ha avanzado mucho en la creación de una industria nacional del videojuego, pero todavía queda mucho que hacer. «Estamos mejor que nunca. Nacen muchas iniciativas, hay conectividad entre las empresas, y la industria crece como una bola de nieve, pero es un sector que necesita financiación porque se necesita un ciclo largo para generar beneficios», afirma Xavier Carrillo, responsable de Digital Legends, uno de los referentes en juegos para móviles y tablets, con juegos con cuatro millones de descargas en pocos meses.

El dinero es el problema, por supuesto. Si ya es difícil conseguir créditos para cualquier empresa, todavía parece una utopía entrar en un banco y pedir una inyección de dinero para hacer un juego. Aún así, en el último lustro la cosa ha cambiado bastante y al menos ya no se ríen. «Hay talento de sobra en nuestro país, pero falta un tejido sólido detrás. Los inversores están a años luz de entender este negocio y se pierden muchas oportunidades. Por ejemplo, no existen editores, «publishers» capaces de distribuir los juegos», afirma Enric Álvarez, alma mater de Mercury Steam, la única empresa española que juega en las grandes ligas de los videojuegos tradicionales de consolas.

Entre las cosas a mejorar está el acceso a este mundo a través de las universidades. Sólo en los últimos cinco años se han creado estudios superiores en torno a este negocio. Otro de los cambios es el apoyo de las administraciones, que están viendo que dentro de las industrias culturales, el videojuego es ahora el y merece la pena apoyarlo. «Ahora hay más sensibilidad institucional. Además, las empresas nos hemos unido en dos asociaciones, con lo que hemos creado interlocutores directos y se empieza a ver el videojuego como gran industria», asegura Carrillo.

El mundo del videojuego es muy dinámico y cambiante. En Gamelab se presentó la nueva generación de consolas, la Play Station 4, pero al mismo tiempo se aseguró que sería la última. El móvil y la tablet parecen querer comerselo todo. Eso sí, las empresas españolas estarán ahí para contarlo.