Cine entre fantasmas

Decía Ramón Gómez de la Serna, con su agudo humor y su fina mirada de cuanto lo rodeaba, que «el cine es la mentira de la verdad». Pero también el séptimo arte ha podido ser lo contrario de lo que decía el escritor, sobre todo si se piensa en uno de los temas a los que ha sabido sacar mejor partido, como es lo paranormal, es decir, los fantasmas. Eso es lo que podemos encontrar en las páginas de «Pantalla espectral», un estupendo libro que firma Fausto Fernández, periodista y crítico cinematográfico. El ensayo, publicado por Editorial UOC, recoge lo mejor del maridaje entre lo fantasmal y lo cinematográfico, un total de medio centenar de títulos que van de 1933 hasta 2013.

«El cine es un medio fantasmal. En él viven/no viven los fantasmas. Cada visionado de una película es una sesión espirititsa, que invoca a esos muertos de antaño, a esas imágenes de antaño, para que se manifiesten ante nosotros», escribe el autor. Y es cierto porque el cine nos revive mundos que ya no existen, nos convoca a nombres que forman parte de nuestro imaginario, pero que ya no son realidad. Y todo ello en todo tipo de géneros, no solamente terror sino que también se ha traducido en comedia, drama, fantasía o acción.

La selección propuesta por Fausto Fernández no es completa sino que obedece a una selección personal, pero con un sentimiento antológico porque lo que nos encontramos es una propuesta sobre lo mejor de lo fantasmagórico para la gran pantalla. Todo ello incorporando rarezas, como la primera de la serie, «La Llorona», una mítica producción mexicana de 1933 rodada por Ramón Peón y con toques propios del surrealismo. En el terreno español, Fernández inicia la serie con «El destino se disculpa» (1945), la adaptación cinematográfica que José Luis Sáenz de Heredia realizó de un relato firmado por todo un experto en la materia como fue Wenceslao Fernández Flórez.

Uno de los hitos del libro es el análisis que el periodista realiza de las películas seleccionadas. De la histórica «Poltersgeist (Fenómenos extraños)» (1982), por ejemplo, se indaga sobre el papel que tuvo, más allá del guión y la producción, el todopoderoso Spielberg, en una historia sobre el Más Allá y el Más Acá con una familia de clase media en una típica urbanización estadounidense. Todo ello en una película en la que los fantasmas son «la oscuridad» y «muertos apagados».