Independentismo

Convergència pierde influencia en la ANC

Las elecciones al secretariado nacional evidencian la pujanza de los sectores críticos, afines a ERC y a la CUP, y la decadencia de CDC

La ANC escogerá a su próximo presidente el 21 de mayo. Sànchez podría despedirse del cargo.
La ANC escogerá a su próximo presidente el 21 de mayo. Sànchez podría despedirse del cargo.larazon

Las divisiones internas que atormentan a la Asamblea Nacional Catalana (ANC) desde hace varios meses culminaron el pasado sábado con unas elecciones al secretariado nacional que evidenciaron la pujanza de los sectores críticos. Las votaciones al secretariado sirvieron para elegir a los 77 miembros que, a su vez, escogerán el próximo sábado a la nueva dirección de la ANC (presidente, vicepresidente, tesorero y secretario). El actual presidente de la Asamblea, Jordi Sànchez, fue incapaz de lograr la victoria y se vio superado por Liz Castro, que logró 4.071 votos (66 más que Sànchez).

La editora norteamericana Liz Castro ya fue la más votada en las elecciones al secretariado del pasado año, pero acabó renunciando a presidir la ANC tras recibir presiones de dirigentes como Jaume Marfany (ex vicepresidente de la Asamblea), quien le pidió dar un paso atrás para «preservar la unidad» de la entidad. La ANC buscó posteriormente acomodo a Liz Castro y la situó al frente del área de internacional.

Pero estas maniobras no sirvieron para acabar con el descontento de los sectores de la Asamblea que no están conformes con la gestión de Sànchez, a quien consideran próximo a la dirección de Convergència. Presumiblemente, Sànchez renunciará en esta ocasión a seguir al frente de la ANC y dejará la iniciativa a Castro.

El exdiputado de la CUP Antonio Baños (3.752) y el expresidente de Òmnium Cultural Quim Torra (3.705) fueron los siguientes más votados, confirmando así la creciente influencia de los sectores críticos.

Pulsos continuos

La campaña que ha precedido a estos comicios de la Asamblea ha sido la más crispada desde el nacimiento de la entidad independentista en 2011, con dos bandos muy enfrentados para procurar el control político de esta organización. Las tensiones internas, de hecho, han sido una tónica constante en los últimos tiempos, tal y como pudo verse el pasado mes de abril, cuando la organización tuvo que fijar su postura sobre la repitición de las elecciones generales. Sectores afines a CDC presionaron para que la ANC se posicionara a favor de una candidatura conjunta de las formaciones soberanistas (Convergència y Esquerra), pero finalmente no se salieron con la suya.

Aquel cónclave de abril de la ANC ya se caracterizó por los enfrentamientos, puesto que la comisión que redactó el borrador de la hoja de ruta de la organización abogaba por promover «una candidatura de la máxima unidad independentista» en el caso de que se repitieran las generales. Este era exactamente el deseo de CDC, cuya marca experimenta un severo desgaste desde hace varios años. Los convergentes ya habían instrumentalizado a la ANC antes de las elecciones al Parlament, contribuyendo a que ERC aceptara integrarse en la lista de Junts pel Sí a regañadientes.

A la vista de los resultados del 27 de septiembre (decepcionantes para muchos), numerosas asambleas territoriales de la ANC presentaron enmiendas al redactado de la hoja de ruta que debe guiar a la organización soberanista durante los años 2016 y 2017. Varias asambleas propusieron «candidaturas» –en plural–, pero finalmente la enmienda que salió delante se limitó a defender la «unidad de acción» y liquidó la mención a «una candidatura de la máxima unidad independentista».

La Asamblea Nacional Catalana no tiene únicamente el problema de las luchas intestinas, sino que también arrastra dificultades con la movilización. En las elecciones del sábado participó un total de 7.247 asociados ejerció su derecho al voto, lo que supone este 21,43 por ciento de los 33.817 que podían hacerlo. Los datos facilitados son todavía provisionales a la espera de que el mañana se publiquen los resultados definitivos, una vez resueltas las incidencias que se hayan podido producir en el proceso.