Infraestructuras

Culmina la reforma de la ronda del Mig

Finalizan diez años de obras con el tramo que discurre entre la calle Escorial y la plaza Lesseps

Se ha equilibrado el efecto barrera que suponía la mediana
Se ha equilibrado el efecto barrera que suponía la medianalarazon

Finalizan diez años de obras con el tramo que discurre entre la calle Escorial y la plaza Lesseps.

Después de 19 meses de obras, la Travessera de Dalt ya luce su cara nueva. El Ayuntamiento ha invertido 12,2 millones de euros para reformar un tramo de 700 metros, entre la plaza de Lesseps y la calle del Escorial, el último que quedaba por pacificar toda la ronda del Mig y que todavía conservaba reminiscencias de la Barcelona de Porcioles con, por ejemplo, los pasos subterráneos. La intervención ha eliminado los carriles de aparcamiento a ambos lados, lo que ha permitido ampliar las aceras. Además, se ha eliminado el efecto barrera que generaba la antigua distribución y han ganado más pasos de peatones.

Con la remodelación se ha instalado también un sistema de recogida neumática de residuos. La nueva configuración de la travessera mantiene a ambos lados dos carriles de circulación además de uno para bus y taxi. En la mediana central se han puesto palmeras, como en el resto de tramos reformados de la ronda del Mig. La teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, señaló que esta reforma «inspira» al Consistorio para futuras intervenciones, como Pere IV o la Meridiana.

El área de Movilidad del Ayuntamiento que ha contabilizado el número de vehículos diarios que circulaban por la Ronda del Mig en un día laborable de 2004 y los que lo hacen hoy. Calcoluan que son un 30,5% menos y han pasado de 30.752 vehículos/día hace trece años a 21.376 vehículos/día en la actualidad.

Además, falta por resolver el enigma de la línea 9 del metro. Este tramo de la travessera de Dalt fue el último en remodelarse a la espera de la llegada del metro. No en vano, una de las estaciones proyectadas, de la que no hay nada hecho, quedaría justo a mitad de trayecto entre la plaza Lesseps y Escorial, en la calle Sant Josep de la Muntanya. A la luz de los recientes acontecimientos, sin embargo, todo parece indicar que aunque la Generalitat encontrase financiación para lo obra del metro esa estación se quedaría en una especie de limbo a la espera de tiempos mejores.

Los comerciantes respiran más aliviados con la reforma acabada. La presidenta de la asociación de comerciantes de la Travessera de Dalt, Virginia Espada, explicó que las obras redujeron un 40% las ventas. «Esperamos recuperarlo porque la verdad es que pasa más gente», valoró. Vecinos y comerciantes harán una fiesta de inauguración el sábado 10 de junio. Para el concejal de Gràcia, Eloi Badia, la culminación de las obras cierra una «cicatriz» abierta en el distrito.

La reforma de la travessera deja, sin embargo, un enfrentamiento abierto entre el distrito y un grupo de vecinos cercanos a los Jardines de Menéndez y Pelayo, donde se ha construido un aparcamiento subterráneo. En los balcones se pueden ver pancartas con lemas como «Vecinos despreciados», «Concejal dimisión» o «Queremos los jardines pactados”. Los vecinos reclaman que los nuevos jardines se cierren por la noche por seguridad y evitar ruidos. El distrito no lo descarta, pero de entrada los quiere dejar abiertos. En verano comenzarán los trabajos para ajardinar el espacio.Las tareas de remodelación de la Travessera de Dalt se han desarrollado durante más de 10 años desglosados en las actuaciones de plaza de Lesseps; tramo entre Puig-Reig y Homer; Balmes con Puig-Reig; Via Augusta-Mandri, Sardenya-Cartagena; Mandri-Balmes, y Lesseps con Escorial. Entre la plaza de Lesseps y la calle Escorial ha supuesto actuar sobre una superficie total de 21.462 metros cuadrados ya lo largo de 700 metros de longitud, y que ha permitido ampliar las aceras, reducir los carriles de circulación y reordenar el mobiliario urbano y la señalización, así como ampliar el espacio para peatones y transporte público.

Badia aseguró que la reforma ha permitido eliminar el «efecto barrera» que suponía la Travessera de Dalt en su configuración inicial, ya que contribuía a dificultar la relación entre los barrios situados a ambos lados de la vía: «En Gracia trabajamos con la idea de coser costuras», observó.