El desafío independentista
De valientes y no tanto
-¿Y tú no tienes miedo a decir que a Puigdemont solo le queda que Corea del Norte lo considere un perseguido político”?
-Pues no, le respondí a mi amigo.
-No claro, tú con lo que hiciste con la lucha contra ETA ya estas curado de espantos, y no le tienes miedo a nada.
-Eso no es verdad, me dan pánico los dentistas y los decoradores, una vez me escape con el baberillo puesto de una consulta y me escondí en mi habitación huyendo de un decorador que me preguntaba no sé qué de un mármol.
-Ya, pero meterte tanto con los indepes, ¿no te da miedo?
-Los indepes no te ponen inyecciones en la muelas ni te persiguen con un metro por tu casa, los indepes me aburren porque repiten siempre un rollo que muchos de ellos ni se creen.
-Ya, pero nos espera un otoño caliente.
-Mi querido amigo, hace cuatro años que quedamos a cenar por estas fechas, cuatro años que me repites lo mismo y aquí seguimos tan panchos.
-¿No me digas que no te angustiaste el año pasado en septiembre y octubre?.
-Agradable no fue, pero seguí fumándome mis puros y tomándome mis gintonics. La república duró siete segundos y mi cliente y amigo Octavi, lo definió perfectamente: que republica ni que cojones. La republica no existe, idiota.
-Siempre has sido un tranquilo.
-Mira, todo es más sencillo, voy cumpliendo años pero mis ideas siguen estando claras. Juré lealtad a una Bandera, mi vida son mi familia, mis amigos y mis clientes, lo daría todo por mis lealtades y mientras hago lo que puedo, sin dejar de fumarme mis puros ni de apurar mis gintonics.
-Eres un inconsciente.
-Pues vale, ¿y lo bien que me lo paso?.
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